Todos nos emocionamos y quizás decimos y hacemos cosas de las que nos arrepentimos. No creo haber conocido a nadie que no lo haya hecho. La razón por la que saco esto a colación es porque hace poco leí una triste historia sobre un adolescente sin antecedentes de violencia, que dejó que sus emociones y su agresividad se apoderaran de su cuerpo y sus pensamientos. Durante un partido de fútbol, el árbitro le sacó una «tarjeta amarilla» por empujar a otro jugador. A continuación, le propinó un puñetazo en la cabeza y el árbitro murió por complicaciones derivadas del edema cerebral. Como resultado, el adolescente está ahora acusado de homicidio. El adolescente y las familias afectadas nunca volverán a ser las mismas. ¿Podría haberse prevenido y ayudado su agresividad e impulsividad en casa? Esta historia es un ejemplo de agresividad e impulsividad pediátrica extrema. Como no puedo imaginar por lo que está pasando ninguna de las dos familias, pensé que sería bueno hablar con la doctora Caroly Pataki, psiquiatra de niños y adolescentes del Hospital Infantil de Los Ángeles, sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a enfrentarse a situaciones que consideran injustas, a perder los nervios y a volverse impulsivos en sus acciones. La doctora Pataki resumió su opinión sobre el incidente diciendo: «Después de este tipo de situaciones, lo mejor que podemos hacer (los padres) es enseñar a nuestros hijos a reconocer los sentimientos de ira antes de que lleguen a su punto de ruptura, aunque no pensemos que nuestro hijo vaya a hacer algo así.»
¿Qué causa que los niños sean agresivos e impulsivos?
Hay algunas causas que hacen que los niños actúen agresivamente y hagan cosas sin pensar. «Es más probable que los niños se comporten de forma agresiva e impulsiva cuando se sienten provocados o si alguien les ha tratado injustamente», comparte Pataki. La agresividad puede variar en gravedad y a menudo se suscita en situaciones competitivas, como los deportes y los eventos en la escuela.
Pataki afirma que algunos niños pueden ser más susceptibles de ser provocados que otros, incluidos los que tienen
- Trastorno por déficit de atención (ADHD)
- Depresión grave
- Exposición a un acontecimiento traumático
- Historia de mal comportamiento agresivo
Ayude a su hijo a controlar su agresividad y su comportamiento impulsivo
Todos los niños, especialmente los «niños de riesgo» enumerados anteriormente, pueden beneficiarse de la discusión con sus padres sobre cómo afrontar ciertas situaciones que les hacen enfadar o alterar. La Dra. Pataki sugiere preparar a su hijo para que esté preparado para enfrentarse de forma constructiva cuando se sienta molesto. Recomienda el llamado «enfoque cognitivo-conductual», que incluye discusiones y juegos de rol. He aquí algunas formas de ayudar a su hijo con estos sentimientos:
- Hable de posibles situaciones con su hijo y pregúntele cómo manejaría las situaciones. Por ejemplo, el entrenador de un equipo puede pedir a sus jugadores que compartan lo que haría cada uno si un árbitro hiciera una «mala llamada» en el campo o un jugador del otro equipo les dijera algo malo.
- Aliente las respuestas no agresivas en las situaciones de juego de rol que no sean provocativas.
- Provea a su hijo sugerencias para afrontar la situación, como dar diez pasos hacia atrás, correr en círculo o contar hasta diez antes de volver a la situación.
Es más probable que los niños afronten las situaciones de forma positiva si están preparados y han practicado las respuestas en casa. Pataki compartió más situaciones de juego de roles que puede practicar en casa con su hijo. Pueden ayudar a su hijo a enfrentarse a sus hermanos y a otros niños en la escuela.
- Pregunte a su hijo qué haría si su hermano le quitara su juguete favorito y no se lo devolviera.
- Pregunte a su hijo qué haría si uno de sus compañeros se burlara de él en la escuela.
- Pregunte a su hijo si alguna vez empujaría o pegaría a alguien que le hiciera enfadar. Esto puede darle una idea de cómo piensan enfrentarse a situaciones injustas y proporcionar una oportunidad para fomentar una respuesta adecuada.
Algunos niños que muestran un comportamiento agresivo extremo pueden requerir un tratamiento como la pertenencia a un grupo de control de la ira, terapia cognitiva conductual o medicación para disminuir el comportamiento agresivo e impulsivo. Si te preocupa tu hijo, es importante que hables con su pediatra o con un psiquiatra pediátrico. Ellos decidirán el tipo de tratamiento, ya sea terapia, un entorno escolar específico o una intervención familiar. Puede evitar que sus hijos se hagan daño a sí mismos o a alguien en el futuro. Quiero dar un agradecimiento especial a la Dra. Pataki por ayudarme con esta entrada del blog de Remedios RN. Ciertamente he aprendido mucho de su experiencia y espero que usted también lo haya hecho.