Objetivo: Desbridamiento del tejido infectado con el objetivo principal de restablecer la movilización con preservación de la bipedestación y la marcha. Prevención de puntos de presión secundarios o amputaciones debidas a una resección inadecuada o a una cobertura deficiente de los tejidos blandos.
Indicaciones: En caso de aumento de la necrosis del dedo gordo, la abrasión quirúrgica y/o la amputación se consideran inevitables. Otras indicaciones en las que podría considerarse la cirugía son la diabetes y sus angiopatías asociadas junto con la angiopatía arterial periférica.
Contraindicaciones: En el caso de una irrigación sanguínea insuficiente debe tenerse en cuenta una ampliación de los márgenes de resección. Si existen posibles alternativas a la amputación. La cirugía en pacientes con insuficiencia renal que requieren diálisis se asocia a una mayor tasa de complicaciones.
Técnica quirúrgica: Se realiza una resección cuneiforme dorsal para facilitar la implantación de un trasplante cutáneo plantar y la curación de la herida. Es importante la resección del hueso en una técnica oblicua de deslizamiento. Las cicatrices de amputación deben estar fuera de las zonas de presión. Son posibles las amputaciones parciales en la zona del primer rayo como exarticulación o a través de los segmentos individuales amputados (a diferencia de los dedos 2-5).
Manejo postoperatorio: Soporte de peso postoperatorio directo con plantilla rígida y ayuda de dispensación durante 6-8 semanas. Tras la cicatrización completa de la herida, se debe abogar por un apoyo del pie con arco ortopédico y alivio de la tensión transversal, junto con un rollo de articulación en zapatos individuales listos.
Resultados: En nuestra presente cohorte se incluyeron tanto casos traumáticos como no traumáticos. Un total de 7 casos fueron revisados quirúrgicamente en 2014 debido a la necrosis superficial de la piel que fue probablemente el resultado de la tensión de la piel de los puntos de la herida.