Desarrolló una considerable visibilidad en la política; en 1972 llegó a presentarse a la presidencia de Estados Unidos como candidato de un tercer partido de izquierdas. Pero su activismo político le granjeó numerosos detractores, que lograron tacharlo de «padre de la permisividad». Y, en efecto, su enfoque centrado en los niños fue a menudo mal aplicado o llevado al extremo. Empezó a sentir el calor de la crítica pública. Parecía que la teoría de Spock de las «familias ideales según Freud» se estaba convirtiendo en otro gran sueño americano-pesadilla. Los «bebés Spock» eran ya adultos con sus propios hijos, y las llamadas marcas Spock empezaban a aparecer.
El propio Spock oscilaba de un lado a otro en el péndulo de la disidencia con cada nueva reimpresión de su libro, intentando contrarrestar las críticas de permisividad, materialismo egoísta y antifeminismo. En respuesta a las acusaciones de que enseñaba un enfoque de laissez-faire en la crianza de los hijos, en ediciones posteriores subrayó que los niños necesitan normas, y que los padres también tienen derecho al respeto. Constantemente trataba de mantener su material actualizado para estar en línea con los tiempos cambiantes, una de las razones del éxito duradero de su libro.
Sin embargo, a pesar de todos sus compasivos consejos a las madres del mundo, Spock reflejó la incapacidad de su padre para dar a sus propios hijos el amor que necesitaban. El suicidio de su nieto Peter y el divorcio de Spock después de 48 años de matrimonio (debido a las repetidas rupturas de su esposa, inducidas por el alcoholismo y el abuso de medicamentos) destrozaron la imagen del hombre de familia ideal.
La vida de Benjamin Spock es una asombrosa historia de éxito exhibido públicamente que tenía un mundo privado de disfunción familiar.
La vida de Benjamin Spock es una asombrosa historia de éxito exhibido públicamente que escondía un mundo privado de disfunción familiar. También es la historia de cómo las filosofías humanistas de Freud se introdujeron subrepticiamente en la corriente principal de la vida familiar estadounidense, con consecuencias claramente cuestionables.
En los últimos años de su vida, Spock decía a sus lectores que siguieran sus escritos y no su ejemplo, sabiendo que como padre había estado muy lejos de los ideales que abrazaba su libro. Sin embargo, aunque reconocía las graves deficiencias de los rígidos métodos de crianza del pasado, y aunque puede haber proporcionado a los padres algunos consejos sólidos y de sentido común, el peso de la evidencia sugiere que, en última instancia, las ideas de Spock no han ayudado a producir niños y adultos más seguros y bien adaptados. Vio la necesidad de la moral y de los valores, pero no reconoció que se derivan de una perspectiva divina. Lo que nunca entendió es que los cambios positivos que buscaba son sencillamente inalcanzables sobre la base del humanismo.
Spock murió en 1998 poco antes de que la séptima edición de su libro entrara en imprenta.