Tampones con aplicadores
La mayoría de los tampones vienen con aplicadores de cartón o plástico. Estos aplicadores rodean el tampón de algodón y facilitan su introducción en la vagina.
Abre el envoltorio del tampón y echa un vistazo al tampón. Es posible que pueda ver el extremo de algodón blanco del tampón asomando por un extremo del aplicador. En el otro extremo debe haber un cordón, y el aplicador de plástico o cartón rodea al tampón. El aplicador suele estar formado por dos tubos, uno dentro del otro.
Tome el tampón con una mano e introdúzcalo suavemente en el orificio vaginal (con el cordón hacia abajo) hasta llegar a la pequeña hendidura del lado del aplicador, más o menos hasta la mitad. Mientras sujetas la hendidura con dos dedos, empuja el tubo interior del aplicador hacia ti con el dedo índice. Al hacerlo, el tampón se deslizará fuera del aplicador y dentro del cuerpo. Empuja suave y lentamente hasta que se detenga, y luego saca el aplicador. Ahora puede tirar el aplicador.
El cordón debe ser visible colgando de la vagina. Está ahí para ayudar a retirar el tampón más tarde. La inserción de un tampón nunca debería doler. Si lo hace, puede significar que es demasiado absorbente o que no se ha introducido lo suficiente. Si parte del tampón sobresale, introdúcelo un poco más.
Si hay resistencia al insertar un tampón y el camino no está bloqueado por los labios interiores de la vagina, puede haber una razón subyacente. En casos raros, es posible nacer con una abertura muy pequeña en el himen, que impide la inserción de un tampón. Si tienes problemas para insertar un tampón y crees que ésta puede ser la causa, asegúrate de visitar a un médico o ginecólogo.
Tampones sin aplicador
Algunos tampones se venden sin aplicador, pero pueden ser más difíciles de insertar. Desenvuelve el tampón del plástico.
Agarra el cordón y tira de él de izquierda a derecha y de arriba a abajo, lo que ensancha la base del tampón y proporciona protección a tu dedo. Coloca el dedo índice en el bolsillo que has hecho moviendo el cordón y sujeta el tampón entre el pulgar y el dedo corazón.
Empuja el tampón hacia dentro con el dedo índice y luego desliza el dedo hacia fuera. El cordón debe colgar fuera de tu cuerpo.
No deberías sentir el tampón en absoluto. Si lo sientes, empújalo un poco más adentro.
Por último, lávate las manos.
Paso 5: Retirar el tampón
Los tampones deben retirarse y cambiarse cada cuatro u ocho horas, dependiendo del flujo. En el caso de un flujo abundante, puede ser necesario cambiar el tampón cada pocas horas. Las compresas son mejores para usarlas durante períodos más largos (más de ocho horas), como cuando se duerme.
Para retirar el tampón, tire suavemente del cordón que cuelga fuera del cuerpo hasta que el tampón salga. A continuación, envuélvelo en varias capas de papel higiénico, deséchalo en la basura y lávate las manos. Si estás en un lugar público, muchos puestos tendrán pequeñas papeleras para las compresas y los tampones. No tires nunca un tampón por el váter; pueden obstruir los sistemas sépticos y algunos pueden no ser biodegradables.
Los tampones deben cambiarse con frecuencia para prevenir el síndrome de shock tóxico (SST). El SST es una rara afección potencialmente mortal causada por toxinas bacterianas específicas que a veces pueden desarrollarse cuando los tampones se dejan puestos demasiado tiempo.
Recuerda cambiar tu tampón varias veces al día. Para evitar las fugas, considere la posibilidad de cambiar a un tampón de mayor absorción durante unos días para ayudar a controlar el flujo.
Si el tampón es demasiado absorbente, puede resecar la vagina, lo que hace más probable que se desgarre y aumenta el riesgo de contraer SST.
Si aún tiene dudas sobre cómo colocar un tampón, puede consultar las instrucciones del envase del tampón o preguntar a un médico o ginecólogo.