Retribución
La teoría retributiva del castigo sostiene que éste se justifica por la exigencia moral de que el culpable repare el daño que ha causado a la sociedad. Las teorías retributivas generalmente sostienen, como lo hizo el criminólogo italiano Cesare Beccaria (1738-94), que la severidad de un castigo debe ser proporcional a la gravedad de la ofensa. Algunas teorías retributivas sostienen que el castigo no debe imponerse nunca para lograr un objetivo social (como un comportamiento respetuoso con la ley en el futuro por parte del delincuente o de otros que presencien su ejemplo), mientras que otras permiten que se persigan objetivos sociales como metas secundarias. Muchas (pero no todas) las teorías retributivas también afirman que el castigo no debe infligirse a una persona a menos que sea declarada culpable de un delito específico (por lo tanto, prohibirían el castigo colectivo y la toma de rehenes de la población general).
Aunque los teóricos retributivos no basan su justificación del castigo en sus posibles efectos disuasorios o reformadores, muchos de ellos están de acuerdo en que el castigo puede desempeñar una función educativa saludable. La promulgación y la aplicación del derecho penal -incluida, en particular, la imposición de penas- ofrece un ejemplo concreto de los valores de la sociedad y, por tanto, los refuerza. Los ciudadanos cuyos valores morales se ven reforzados por las sentencias judiciales pueden sentirse más firmemente comprometidos con ellos que antes; por el contrario, pueden cuestionar o sentirse menos limitados por valores que los tribunales ignoran visiblemente. Sin este tipo de refuerzo, argumentan algunos retributivistas, la legitimidad del propio sistema legal podría verse socavada, lo que llevaría finalmente a un declive moral general y a la disolución de la sociedad.
Los retributivistas también sostienen que el castigo de los delincuentes por parte del Estado satisface la demanda natural de justicia de la comunidad y ayuda a evitar que las víctimas de los delitos y sus allegados busquen venganza mediante la violencia directa. Una variante de esta idea es que el castigo es una especie de expiación: los delincuentes deben someterse al castigo en su propio interés para descargar su culpa y volver a ser aceptables para la sociedad.