Historia de la exploración
Los poemas de Homero, que reflejan una tradición épica que absorbió muchos de los cambios que se produjeron en la guerra y la sociedad entre los siglos XV y VIII a.C., describen a guerreros que empleaban armas y objetos de bronce, como cascos chapados con colmillos de jabalí, que dejaron de usarse antes del final de la Edad de Bronce del Egeo. En Micenas y otros lugares del continente se conservaron enormes murallas de defensa de la Edad del Bronce, llamadas ciclópeas porque, según la tradición griega, las habían construido los cíclopes. Aparte de estas murallas ciclópeas, no se sabía prácticamente nada de la Edad de Bronce del Egeo antes de mediados del siglo XIX, cuando en 1876 un arqueólogo alemán, Heinrich Schliemann, descubrió en Micenas unas tumbas de pozo reales no expurgadas. Pensó que los hombres enterrados en ellas eran los héroes griegos del asedio a Troya de Homero. De hecho, hay muchas similitudes entre las descripciones de Homero y las armaduras, armas e imágenes de guerra encontradas en estas tumbas. Las tumbas, que abarcan entre 1600 y 1450 a.C., contenían regalos de príncipes de una época en la que Grecia, Creta y Troya comerciaban. Los descubrimientos de Schliemann condujeron a una intensa exploración de los yacimientos de la Edad de Bronce y otros anteriores en la Grecia continental. En la isla de Thera, en 1866-67, antes de Schliemann, Ferdinand Fouqué, un geólogo francés, ya había explorado asentamientos del periodo de las tumbas de pozo, sellados bajo un grueso manto de piedra pómez y ceniza volcánica. Encontró casas, frescos, cerámica importada de lugares tan lejanos como Chipre y productos agrícolas bien conservados. Como la Creta y la Grecia de la Edad del Bronce no estaban exploradas en aquel momento, este importante hallazgo permaneció en barbecho durante un siglo.
Más tarde, en el siglo XIX, Christos Tsountas, un arqueólogo griego, excavó cementerios de fases anteriores de la Edad del Bronce en otras islas de las Cícladas y continuó el trabajo iniciado por Schliemann en Micenas. A finales de siglo, una expedición británica excavó la importante ciudad de la Edad de Bronce de Phylakopi en Melos. Cuando Creta se independizó del dominio turco en 1898, la atención se centró en los yacimientos de la Edad del Bronce. En 1900, Arthur (más tarde Sir Arthur) Evans, un arqueólogo inglés, comenzó a descubrir el palacio de Cnosos, el mayor centro de la Edad del Bronce de la isla, descubriendo tablillas de arcilla con las primeras pruebas positivas de escritura de la Edad del Bronce en el Egeo. Excavadores griegos, americanos, franceses e italianos aportaron más conocimientos sobre la Edad del Bronce cretense durante los años siguientes, y expediciones americanas y alemanas abrieron nuevos yacimientos en tierra firme. En 1939, el arqueólogo estadounidense Carl W. Blegen recuperó en Mesenia tablillas de arcilla con inscripciones en la escritura denominada Lineal B, como las encontradas en Cnosos (Creta) a principios de siglo, y desde entonces han aparecido otras en Micenas y otros lugares del continente. El arquitecto y criptógrafo inglés Michael Ventris, en colaboración con el lingüista John Chadwick, estableció en 1952 la creencia de que la lengua de estas tablillas era una forma muy arcaica del griego, aunque su aceptación no es todavía universal. En 1962 se descubrió un gran palacio, destruido por un incendio hacia 1450 a.C. en Zákros, en el este de Creta. En 1967, el arqueólogo griego Spyridon Marinatos siguió las exploraciones de Fouqué con excavaciones en la moderna Akrotíri, en la costa sur de Thera. Descubrió una ciudad entera enterrada bajo la erupción volcánica y que se conserva con gran detalle.