El suxametonio paraliza los músculos respiratorios así como otros músculos esqueléticos pero no tiene ningún efecto sobre la conciencia.
El suxametonio sólo debe ser administrado por un anestesista, o bajo su estrecha supervisión, que esté familiarizado con sus acciones, características y peligros, que sea experto en el manejo de la respiración artificial y sólo cuando haya instalaciones adecuadas para la intubación endotraqueal inmediata con la administración de oxígeno mediante ventilación con presión positiva intermitente.
Sensibilidad cruzada
Se han notificado tasas elevadas de sensibilidad cruzada (superiores al 50%) entre agentes bloqueantes neuromusculares. Por lo tanto, siempre que sea posible, antes de administrar suxametonio, debe excluirse la hipersensibilidad a otros agentes bloqueantes neuromusculares. El suxametonio, sólo debe utilizarse cuando sea absolutamente imprescindible en pacientes susceptibles. Los pacientes que experimenten una reacción de hipersensibilidad bajo anestesia general deben ser sometidos posteriormente a pruebas de hipersensibilidad a otros bloqueantes neuromusculares.
El suxametonio no debe mezclarse en la misma jeringa con ningún otro agente, especialmente el tiopental.
Durante la administración prolongada de suxametonio, se recomienda que el paciente esté totalmente monitorizado con un estimulador nervioso periférico para evitar la sobredosificación.
Hipercalemia
El suxametonio aumenta el potasio sérico en 0,5mmol/L en individuos normales. Esto puede ser significativo con potasio sérico elevado preexistente. Los pacientes con quemaduras o ciertas afecciones neurológicas pueden desarrollar una hiperpotasemia grave (ver sección 4.3). En la sepsis grave, el potencial de hiperpotasemia puede estar relacionado con la gravedad y la duración de la infección.
Deficiencia de colinesterasa
En pacientes con niveles bajos de colinesterasa plasmática o con una pseudocolinesterasa anormal, el suxametonio debe utilizarse sólo con extrema precaución y cuando se considere que los beneficios del fármaco superan los riesgos.
El suxametonio es rápidamente hidrolizado por la colinesterasa plasmática, lo que limita la intensidad y duración del bloqueo neuromuscular. Aproximadamente el 0,05% de la población tiene una causa hereditaria de actividad reducida de la colinesterasa.
Las deficiencias de esta enzima dan lugar a un bloqueo neuromuscular prolongado e intensificado. La deficiencia puede ser
– congénita (colinesterasa plasmática anormal determinada genéticamente) – 1/3.000 de la población
– fisiológica (durante el embarazo y el purpúreo)
– adquirida (en conjunción con enfermedad hepática, enfermedades crónicas debilitantes, anemia crónica, desnutrición, carcinomatosis, embarazo, uremia/enfermedades renales, trastornos del tejido conectivo, trastornos tiroideos, quemaduras graves, tétanos generalizado grave, tuberculosis y otras infecciones graves o crónicas). La recuperación del suxametonio puede retrasarse en las enfermedades del hígado debido a los bajos niveles de pseudocolinesterasa sérica, se recomienda precaución.
– iatrogénico (durante el bypass cardiopulmonar, tras el intercambio de plasma/ plasmaféresis y con otros fármacos – véase la sección 4.5).
Uso prolongado
Con el uso prolongado de suxametonio, el bloqueo despolarizante característico (bloqueo de fase I) puede cambiar a uno con características de bloqueo no despolarizante (bloqueo de fase II), dando lugar a una depresión respiratoria prolongada o apnea. Aunque las características de un bloqueo de fase II en desarrollo se asemejan a las de un verdadero bloqueo no despolarizante, el primero no siempre puede revertirse total o permanentemente con agentes anticolinesterásicos. Cuando un bloqueo de fase II está totalmente establecido, sus efectos suelen ser totalmente reversibles con dosis estándar de neostigmina acompañada de un agente anticolinérgico.
La taquifilaxia se produce tras la administración repetida de suxametonio.
Los dolores musculares se experimentan con frecuencia tras la administración de suxametonio y se producen con mayor frecuencia en pacientes ambulatorios sometidos a procedimientos quirúrgicos cortos bajo anestesia general. No parece existir una relación directa entre el grado de fasciculación muscular visible tras la administración de suxametonio y la incidencia o gravedad del dolor. Se ha defendido el uso de pequeñas dosis de relajantes musculares no despolarizantes administrados minutos antes de la administración de suxametonio para reducir la incidencia y la gravedad de los dolores musculares asociados al suxametonio. Esta técnica puede requerir el uso de dosis de suxametonio superiores a 1mg/kg para conseguir condiciones satisfactorias para la intubación endotraqueal.
No es aconsejable utilizar suxametonio en pacientes con miastenia grave avanzada, trastornos neurológicos, miotonía o enfermedad muscular.
Aunque los pacientes con miastenia grave avanzada son resistentes al suxametonio, desarrollan un estado de bloqueo de fase II que puede provocar un retraso en la recuperación.
Los pacientes con síndrome miasténico (Eaton-Lambert) son más sensibles de lo normal al suxametonio y la dosis debe reducirse. Sin embargo, los pacientes en remisión del síndrome miasténico de Eaton-Lambert pueden mostrar una respuesta normal al suxametonio.
Se debe tener precaución al utilizar suxametonio en niños, ya que es más probable que los pacientes pediátricos tengan una miopatía no diagnosticada o una predisposición desconocida a la hipertermia maligna y a la rabdomiólisis, lo que les sitúa en un mayor riesgo de sufrir acontecimientos adversos graves tras el suxametonio (ver sección 4.3 Contraindicaciones y sección 4.8 Reacciones adversas).
Bradicardia y otras disritmias cardíacas
En adultos sanos, el suxametonio ocasionalmente causa una leve ralentización transitoria de la frecuencia cardíaca en la administración inicial.
Las bradicardias se observan con mayor frecuencia en niños y en la administración repetida de suxametonio tanto en niños como en adultos. El tratamiento previo con atropina intravenosa o glicopirrolato reduce significativamente la incidencia y la gravedad de la bradicardia relacionada con el suxametonio.
En ausencia de hiperpotasemia preexistente o evocada, rara vez se observan arritmias ventriculares tras la administración de suxametonio. Pueden desarrollarse arritmias cardíacas en pacientes que reciben glucósidos digitálicos a los que se les administra suxametonio. Sin embargo, los pacientes que toman fármacos similares a los digitálicos son más susceptibles a dichas arritmias. La acción del suxametonio sobre el corazón puede provocar cambios en el ritmo cardíaco, incluyendo una parada cardíaca.
Aumento de la presión intraocular (PIO)
El suxametonio provoca un aumento transitorio de la presión intraocular y no debe utilizarse en presencia de una lesión ocular penetrante, excepto cuando los beneficios potenciales superen la lesión del ojo.
Uso en otras condiciones
Este agente debe utilizarse con precaución en pacientes enfermos y caquécticos, en pacientes con alteraciones ácido-base o desequilibrio electrolítico, enfermedad hepática parenquimatosa, ictericia obstructiva, carcinomatosis, en aquellos en contacto con ciertos insecticidas, p. ej. compuestos organofosforados y en aquellos que reciben radiación terapéutica.
El esuxametonio debe utilizarse con precaución en pacientes con fracturas o espasmos musculares porque las fasciculaciones musculares iniciales pueden causar un traumatismo adicional.
Los efectos muscarínicos de este compuesto, por ejemplo, el aumento de las secreciones bronquiales y salivales, pueden prevenirse con atropina.
Cuando este agente se administra en forma de infusión, ésta debe vigilarse con cuidado para evitar la sobredosis.
El suxametonio no tiene ningún efecto directo sobre el miocardio, pero por la estimulación de los ganglios autonómicos y de los receptores muscarínicos el suxametonio puede causar cambios en el ritmo cardíaco, incluyendo la parada cardíaca.