El peritoneo invagina en el parénquima hepático normalmente, como una variación anatómica normal, o patológicamente y entonces se forman fisuras y surcos. Hay cuatro fisuras normales: fisuras para el ligamentum teres, el ligamentum venosum y la vesícula biliar y la fisura transversal. Las fisuras causadas por variaciones anatómicas normales incluyen las fisuras accesorias y los surcos creados por la indentación diafragmática. Las fisuras patológicas se producen por causas traumáticas o iatrogénicas o como resultado de una cirrosis hepática. Cuando la ascitis, el hemoperitoneo o la ascitis infectada se localizan en las fisuras o recesos, pueden confundirse con un quiste hepático, un hematoma intrahepático o un absceso hepático. Cuando las células tumorales diseminadas peritonealmente se implantan en estos espacios, pueden simular lesiones focales intrahepáticas. Dado que las consecuencias clínicas de estas entidades son muy diferentes, la localización exacta de las lesiones puede ser crucial para el diagnóstico y el tratamiento de las mismas. El conocimiento completo de la anatomía de la superficie del hígado y el conocimiento de estas situaciones pueden evitar un diagnóstico erróneo de una anomalía intrahepática focal.