Las úlceras de decúbito, también conocidas como llagas por presión o úlceras por presión, son una dolorosa afección de la piel que suelen padecer las personas mayores con problemas de movilidad. Las personas que pasan mucho tiempo en una sola posición corren el riesgo de padecerlas debido a la presión no aliviada en una sola parte del cuerpo. Las úlceras pueden formarse en cualquier parte del cuerpo y pueden desarrollarse con bastante rapidez. Las úlceras por presión crean un área de daño en forma de cono, por lo que lo que aparece en la superficie de la piel no revela la extensión total de la úlcera. Cuando aparece la evidencia en las capas externas de la piel, normalmente el daño ya es mucho más profundo.
ADVERTENCIA
Las úlceras por presión son una enfermedad dolorosa y potencialmente muy grave. Son tratables, pero pueden dar lugar a complicaciones médicas si no se tratan adecuadamente. Los primeros signos de irritación de la piel pueden tratarse en casa, pero las úlceras por presión más graves deben recibir atención médica profesional. Acuda a un profesional para que evalúe el estado de la úlcera de decúbito y determine si hay signos de infección. Asegúrese de recibir un diagnóstico adecuado antes de intentar el tratamiento en casa.
Consejos para el cuidador sobre el cuidado de las úlceras por presión
- En primer lugar, alivie la presión en la zona afectada. Rote la posición en la que se encuentra su ser querido al menos cada dos horas.
- Utilice almohadillas de espuma, lana de cordero, almohadas o rosquillas de asiento para apuntalar las partes del cuerpo de manera que se distribuya la presión de forma diferente.
- Utilice un colchón especial que amortigüe y proteja la piel vulnerable. Los colchones de espuma, aire y gel se han desarrollado específicamente para tratar las úlceras por presión en las personas mayores.
- Limpie y venda las heridas adecuadamente. Utilice jabones suaves y agua tibia para limpiar la piel rota para prevenir infecciones. Vendar las heridas con productos para el cuidado de heridas específicamente desarrollados para crear la barrera de humedad necesaria para proteger las heridas que supuran. El drenaje excesivo puede requerir cambios frecuentes de apósitos.
- Mantenga la piel lubricada. La piel rota es especialmente propensa a la ulceración. Los pies y las piernas son especialmente propensos a la sequedad. Hidrate la piel de forma suave y constante para reducir la fricción y el estrés. Una ventaja añadida de ayudar a una persona mayor a hidratarse con regularidad es la oportunidad de inspeccionar con frecuencia la piel en busca de puntos calientes en los que puedan desarrollarse úlceras por presión.
- Añada una crema de barrera a la rutina de cuidado de la incontinencia de su ser querido. La piel húmeda aumenta el riesgo de aparición de úlceras por presión porque se rompe más rápidamente. Si no hay signos de rotura de la piel, aplique una pomada de barrera para protegerla de la humedad y la irritación.
- Una buena nutrición refuerza la inmunidad y favorece la curación de las heridas. Muchos cuidadores han observado el poder de las proteínas en la reparación de los tejidos. Una ingesta adecuada de proteínas favorece la recuperación de las heridas.
- Considere cuidadosamente las terapias alternativas. Muchos cuidadores recomiendan la plata coloidal, la miel cruda, el bálsamo de bolsa, el gel de aloe vera puro y otros remedios caseros; sin embargo, como con cualquier decisión de tratamiento no médico, proceda con precaución. No confíe únicamente en estos remedios.
- Busque atención médica si el dolor persiste. Las úlceras por presión tienen un alto riesgo de desarrollar una infección grave que puede dañar permanentemente los músculos y los nervios y que puede llegar a ser mortal.
ADVERTENCIA