Los humanos estamos acostumbrados a medir el tiempo en función del movimiento de la Tierra con respecto al Sol. Pero aunque los viajes de la Tierra alrededor de su estrella son notables para la vida en nuestro pálido punto azul, ese viaje es bastante insignificante cuando se compara con el épico viaje que lleva el sol -y todo nuestro sistema solar- alrededor del centro de la Vía Láctea.
Orbitar la galaxia de la Vía Láctea una sola vez le lleva al sol aproximadamente entre 220 y 230 millones de años terrestres, según Keith Hawkins, profesor asistente de astronomía en la Universidad de Texas en Austin.
En otras palabras, si midiéramos el tiempo según este «reloj» galáctico, la Tierra tendría unos 16 años (en años galácticos o cósmicos), el sol se habría formado hace unos 20 años y el universo tendría apenas unos 60 años.
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El viaje del sistema solar alrededor de la galaxia se asemeja a la órbita de la Tierra alrededor del sol. Pero en lugar de orbitar alrededor de una estrella, el sol rodea el agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de la Vía Láctea, dijo Hawkins. Éste ejerce una enorme cantidad de gravedad sobre los objetos cercanos al centro de la galaxia, pero es la gravedad ejercida colectivamente por el material de la propia Vía Láctea la que mantiene al sol en su órbita.
«El sol se mueve con la suficiente velocidad -unos 230 kilómetros por segundo, más o menos el equivalente a 500.000 millas por hora- como para seguir girando alrededor del centro de la galaxia en una especie de círculo» en lugar de ser arrastrado hacia el agujero negro, dijo.
Nuestro lugar en la galaxia
Comparado con un año terrestre, un año galáctico representa el tiempo a gran escala – pero no es una medida consistente en toda la galaxia. Lo que los terrícolas llamamos año galáctico es específico del lugar de la Tierra en la espiral de la Vía Láctea.
«Diríamos que un año galáctico es de 220, 230 millones de años. Otras estrellas de la galaxia, su año galáctico es diferente», dijo Hawkins.
La galaxia tiene unos 100.000 años luz de diámetro, y la Tierra está a unos 28.000 años luz de su centro. «Si se imagina la galaxia como una ciudad, la Tierra está en algún lugar cerca de los suburbios», explicó Hawkins. Para las estrellas que orbitan cerca del agujero negro -el centro de la «ciudad»- un año galáctico es relativamente corto. En los «suburbios», donde se encuentra nuestro sistema solar, «los años galácticos son un poco más largos», dijo.
Reglas similares controlan la variabilidad de la duración de un año entre planetas. Por ejemplo, Mercurio, el planeta más interior de nuestro sistema solar, realiza una órbita completa alrededor del sol en unos 88 días terrestres. Urano, el séptimo planeta desde el sol, orbita el sol cada 84 años, según los estándares terrestres. Y el lejano planeta enano Plutón tarda 248 años terrestres en completar un ciclo orbital.
Aunque la física de las órbitas planetarias es similar a los mecanismos que dan forma a la órbita de nuestro sistema solar alrededor de la Vía Láctea, cabe preguntarse cómo han calculado los astrónomos la duración de un año galáctico. Hawkins dice que, en realidad, se trata de una ciencia bastante básica que se aclaró en los primeros días de la astronomía moderna.
«Se trata, sobre todo, de observar cómo las estrellas se mueven alrededor de la galaxia», dijo. «Puedes observar cómo se mueven las estrellas alrededor de la galaxia y deducir a partir de la velocidad y la dirección de otras estrellas».
Nota del editor: Esta historia se actualizó el 31 de agosto para señalar que el sol se mantiene en su órbita alrededor de la Vía Láctea no sólo por el agujero negro en el centro de la Vía Láctea, sino también debido a la gravedad ejercida colectivamente por el material de la Vía Láctea.
Publicado originalmente en Live Science.