La endocarditis es una infección del revestimiento interno de las cámaras y válvulas del corazón. Este revestimiento se denomina endocardio. La afección también se denomina endocarditis infecciosa (EI).
El término «endocarditis» también se utiliza para describir una inflamación del endocardio debida a otras afecciones. En este artículo sólo se habla de la endocarditis relacionada con una infección.
La EI se produce si las bacterias, los hongos u otros gérmenes invaden el torrente sanguíneo y se adhieren a zonas anormales del corazón. La infección puede dañar el corazón y causar complicaciones graves y a veces mortales.
La EI puede desarrollarse rápida o lentamente. La forma en que se desarrolla la infección depende del tipo de germen que la cause y de si usted tiene un problema cardíaco subyacente. Cuando la EI se desarrolla rápidamente, se denomina endocarditis infecciosa aguda. Cuando se desarrolla lentamente, se denomina endocarditis infecciosa subaguda.
- Resumen
- Descripción
- Complicaciones de la endocarditis
- Complicaciones cardíacas
- Complicaciones del sistema nervioso central
- Complicaciones en otros órganos
- ¿Quién corre el riesgo de padecer endocarditis?
- Factores de riesgo principales
- ¿Cuáles son los signos y síntomas de la endocarditis?
- ¿Cómo se diagnostica la endocarditis?
- Pruebas de diagnóstico
- Pruebas de sangre
- Ecocardiografía
- EKG
- ¿Cómo se trata la endocarditis?
- Antibióticos
- Cirugía
- ¿Cómo se puede prevenir la endocarditis?
- Puntos clave
Resumen
La EI afecta principalmente a personas que tienen:
- Válvulas cardíacas dañadas o artificiales
- Defectos cardíacos congénitos (defectos presentes al nacer)
- Dispositivos médicos implantados en el corazón o en los vasos sanguíneos
Las personas que tienen válvulas cardíacas normales también pueden padecer EI. Sin embargo, la enfermedad es mucho más frecuente en las personas que tienen corazones anormales.
Ciertos factores facilitan la entrada de bacterias en el torrente sanguíneo. Estos factores también le hacen correr un mayor riesgo de contraer la infección. Por ejemplo, si se ha padecido la EI anteriormente, se corre un mayor riesgo de contraer la infección.
Otros factores de riesgo son una mala higiene dental y unos dientes y encías poco saludables, el uso de fármacos intravenosos y la presencia de catéteres u otros dispositivos médicos en el cuerpo durante periodos prolongados.
Los síntomas habituales de la EI son fiebre y otros síntomas similares a los de la gripe. Dado que la infección puede afectar a las personas de diferentes maneras, los signos y síntomas varían. La EI también puede causar complicaciones en muchas otras partes del cuerpo además del corazón.
Si tiene un alto riesgo de padecer EI, busque atención médica si tiene signos o síntomas de la infección, especialmente una fiebre que persiste o una fatiga (cansancio) inexplicable.
Descripción
La EI se trata con antibióticos durante varias semanas. También puede ser necesaria una intervención quirúrgica del corazón para reparar o sustituir las válvulas cardíacas o eliminar el tejido cardíaco infectado.
La mayoría de las personas que se tratan con los antibióticos adecuados se recuperan. Pero si la infección no se trata, o si persiste a pesar del tratamiento (por ejemplo, si las bacterias son resistentes a los antibióticos), suele ser mortal.
Si tiene signos o síntomas de EI, debe acudir al médico tan pronto como pueda, especialmente si tiene válvulas cardíacas anormales.
La endocarditis infecciosa (EI) se produce cuando las bacterias, los hongos u otros gérmenes invaden el torrente sanguíneo y se adhieren a zonas anormales del corazón. Ciertos factores aumentan el riesgo de que los gérmenes se adhieran a una válvula o cámara del corazón y causen una infección.
Un factor subyacente común en la EI es un defecto estructural del corazón, especialmente válvulas cardíacas defectuosas. Por lo general, el sistema inmunitario elimina los gérmenes en el torrente sanguíneo. Sin embargo, si su corazón tiene un revestimiento rugoso o válvulas anormales, los gérmenes invasores pueden adherirse y multiplicarse en el corazón.
Otros factores, como los que permiten que los gérmenes se acumulen en su torrente sanguíneo, también pueden desempeñar un papel en la causa de la EI. Actividades comunes, como cepillarse los dientes o someterse a ciertos procedimientos dentales, pueden permitir que las bacterias entren en el torrente sanguíneo. Esto es aún más probable si los dientes y las encías están en mal estado.
Tener un catéter u otros dispositivos médicos insertados a través de la piel, especialmente durante períodos prolongados, también puede permitir que las bacterias entren en el torrente sanguíneo. Las personas que utilizan fármacos por vía intravenosa también corren el riesgo de contraer infecciones debido a los gérmenes presentes en las agujas y jeringas.
Las bacterias también pueden propagarse a la sangre y al corazón a partir de infecciones en otras partes del cuerpo, como el intestino, la piel o los genitales.
Complicaciones de la endocarditis
A medida que las bacterias u otros gérmenes se multiplican en el corazón, forman cúmulos con otras células y materias que se encuentran en la sangre. Estos cúmulos se denominan vegetaciones.
A medida que la EI empeora, los trozos de las vegetaciones pueden desprenderse y viajar a casi cualquier otro órgano o tejido del cuerpo. Allí, los trozos pueden bloquear el flujo sanguíneo o causar una nueva infección. Como resultado, la EI puede causar una amplia gama de complicaciones.
Complicaciones cardíacas
Los problemas cardíacos son la complicación más común de la EI. Se producen en un tercio o la mitad de las personas que padecen la infección. Estos problemas pueden incluir un nuevo soplo cardíaco, insuficiencia cardíaca, daños en las válvulas del corazón, bloqueo cardíaco o, en raras ocasiones, un ataque cardíaco.
Complicaciones del sistema nervioso central
Estas complicaciones se producen hasta en un 20-40 por ciento de las personas que tienen EI. Las complicaciones del sistema nervioso central suelen producirse cuando trozos de vegetación, denominados émbolos, se desprenden y se alojan en el cerebro.
Allí pueden causar infecciones locales (denominadas abscesos cerebrales) o una infección cerebral más generalizada (denominada meningitis).
Los émbolos también pueden provocar un accidente cerebrovascular o convulsiones. Esto ocurre si bloquean los vasos sanguíneos o afectan a las señales eléctricas del cerebro. Estas complicaciones pueden causar daños duraderos en el cerebro e incluso pueden ser mortales.
Complicaciones en otros órganos
La EI también puede afectar a otros órganos del cuerpo, como los pulmones, los riñones y el bazo.
Pulmones. Los pulmones están especialmente en riesgo cuando la EI afecta al lado derecho del corazón. Esto se denomina endocarditis infecciosa del lado derecho.
Una vegetación o coágulo de sangre que se dirija a los pulmones puede causar una embolia pulmonar y daño pulmonar. Otras complicaciones pulmonares son la neumonía y la acumulación de líquido o pus alrededor de los pulmones.
Riñones. La EI puede causar abscesos renales y daños en los riñones. La EI también puede causar inflamación de las estructuras filtrantes internas de los riñones.
Los signos y síntomas de las complicaciones renales incluyen dolor de espalda o lateral, sangre en la orina o un cambio en el color o la cantidad de orina. En un pequeño número de personas, la EI puede causar insuficiencia renal.
Bazo. El bazo es un órgano situado en la parte superior izquierda del abdomen, cerca del estómago. Hasta en un 25 a 60 por ciento de las personas que tienen EI, el bazo se agranda (especialmente en personas que tienen EI de larga duración).
A veces, los émbolos también pueden dañar el bazo. Los signos y síntomas de problemas en el bazo incluyen dolor o molestias en la parte superior izquierda del abdomen y/o en el hombro izquierdo, sensación de saciedad o incapacidad para ingerir comidas copiosas e hipo.
¿Quién corre el riesgo de padecer endocarditis?
La endocarditis infecciosa (EI) es una enfermedad poco frecuente que puede afectar tanto a niños como a adultos. Es más frecuente en los hombres que en las mujeres.
La EI suele afectar a personas que tienen corazones anormales u otras afecciones que las hacen más propensas a contraer la infección. En algunos casos, la EI afecta a personas que estaban sanas antes de la infección.
Factores de riesgo principales
Los gérmenes que causan la EI tienden a adherirse y multiplicarse en válvulas cardíacas dañadas, malformadas o artificiales y en dispositivos médicos implantados. Ciertas afecciones suponen un mayor riesgo de contraer la EI. Entre ellas se encuentran:
- Los defectos cardíacos congénitos (defectos que están presentes al nacer). Los ejemplos incluyen una malformación del corazón o válvulas cardíacas anormales.
- Válvulas cardíacas artificiales; un dispositivo médico implantado en el corazón, como un cable de marcapasos; o un catéter intravenoso (IV) en un vaso sanguíneo durante mucho tiempo.
- Válvulas cardíacas dañadas por la fiebre reumática o por depósitos de calcio que causan un engrosamiento de las válvulas relacionado con la edad. Las cicatrices en el corazón de un caso anterior de EI también pueden dañar las válvulas cardíacas.
- El consumo de drogas por vía intravenosa, especialmente si se comparten o reutilizan agujas, se inyectan sustancias contaminadas o la piel no se limpia adecuadamente antes de la inyección.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la endocarditis?
La endocarditis infecciosa (EI) puede causar una serie de signos y síntomas que pueden variar de una persona a otra. Los signos y síntomas también pueden variar a lo largo del tiempo en la misma persona.
Los signos y síntomas difieren según si se tiene un problema cardíaco subyacente, el tipo de germen que causa la infección y si se trata de una EI aguda o subaguda.
Los signos y síntomas de la EI pueden incluir:
- Síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, escalofríos, fatiga (cansancio), dolor de músculos y articulaciones, sudores nocturnos y dolor de cabeza.
- Dificultad para respirar o tos que no desaparece.
- Un nuevo soplo cardíaco o un cambio en un soplo cardíaco existente.
- Cambios en la piel como:
- Palidez general.
- Pequeñas protuberancias dolorosas, rojas o violáceas bajo la piel de los dedos de las manos o de los pies.
- Pequeñas manchas planas, oscuras e indoloras en las palmas de las manos o en las plantas de los pies.
- Manchas diminutas bajo las uñas, en el blanco de los ojos, en el paladar y en el interior de las mejillas, o en el pecho. Estas manchas se deben a la rotura de los vasos sanguíneos.
- Sangre en la orina.
- Hinchazón en los pies, las piernas o el abdomen.
Náuseas (sensación de malestar estomacal), vómitos, disminución del apetito, sensación de plenitud con molestias en la parte superior izquierda del abdomen o pérdida de peso con o sin cambio de apetito.
¿Cómo se diagnostica la endocarditis?
Su médico diagnosticará la endocarditis infecciosa (EI) basándose en sus factores de riesgo, su historial médico y los signos y síntomas, así como en los resultados de las pruebas.
El diagnóstico de la infección suele basarse en una serie de factores, más que en un único resultado positivo de la prueba, signo o síntoma.
Pruebas de diagnóstico
Los resultados de los análisis de sangre, la ecocardiografía y el electrocardiograma pueden ayudar a diagnosticar la EI.
Pruebas de sangre
Los hemocultivos son las pruebas de sangre más importantes utilizadas para diagnosticar la EI. La sangre se extrae varias veces durante un período de 24 horas. Se coloca en frascos de cultivo especiales que permiten el crecimiento de las bacterias.
Los médicos identifican y prueban las bacterias para ver qué antibióticos las matan. A veces, en los cultivos de sangre no crece ninguna bacteria, pero la persona sigue teniendo EI. Esto se denomina endocarditis con cultivo negativo y requiere tratamiento con antibióticos.
También se utilizan otros análisis de sangre estándar para diagnosticar la EI. Por ejemplo, se puede utilizar un recuento sanguíneo completo para comprobar el número de glóbulos rojos y blancos en la sangre. Los análisis de sangre también pueden utilizarse para comprobar el sistema inmunitario y la inflamación.
Ecocardiografía
La ecocardiografía es una prueba indolora que utiliza ondas sonoras para crear imágenes del corazón. Hay dos tipos de ecocardiografía que son útiles para diagnosticar la EI.
Ecocardiograma transtorácico (tranz-thor-AS-ik). Para esta prueba indolora, se aplica un gel en la piel del pecho. Un dispositivo llamado transductor se desplaza por el exterior del pecho.
Este dispositivo envía ondas sonoras denominadas ultrasonidos a través del pecho. A medida que las ondas de ultrasonido rebotan en las estructuras del corazón, un ordenador las convierte en imágenes en una pantalla.
El médico utiliza las imágenes para buscar vegetaciones, zonas de tejido infectado (como un absceso) y signos de daño cardíaco.
Debido a que las ondas de sonido tienen que atravesar la piel, los músculos, los tejidos, los huesos y los pulmones, las imágenes pueden no tener suficiente detalle. Por ello, el médico puede recomendar un ecocardiograma transesofágico (ETE).
Ecocardiograma transesofágico. Para esta prueba, se coloca un transductor mucho más pequeño en el extremo de un tubo largo, estrecho y flexible. El tubo se pasa por la garganta. Antes del procedimiento, se le administra un medicamento para ayudarle a relajarse y se le rocía la garganta con un anestésico.
El médico pasa entonces el transductor por el esófago (el conducto que va de la boca al estómago). Como este conducto está justo detrás del corazón, el transductor puede obtener imágenes claras de las estructuras del corazón.
EKG
Un EKG es una prueba sencilla e indolora que detecta la actividad eléctrica del corazón. Muestra la velocidad a la que late el corazón, si el ritmo cardíaco es constante o irregular, y la fuerza y el tiempo de las señales eléctricas a medida que pasan por el corazón.
Un electrocardiograma no suele utilizarse para diagnosticar la EI. Sin embargo, puede realizarse para ver si la EI está afectando a la actividad eléctrica del corazón.
Para esta prueba, se colocan en el pecho, los brazos y las piernas unos parches blandos y pegajosos llamados electrodos. Usted permanece inmóvil mientras los electrodos detectan las señales eléctricas de su corazón. Una máquina registra estas señales en papel cuadriculado o las muestra en una pantalla de ordenador. La prueba completa suele durar unos 10 minutos.
¿Cómo se trata la endocarditis?
La endocarditis infecciosa (EI) se trata con antibióticos y, en ocasiones, con una intervención quirúrgica del corazón.
Antibióticos
Los antibióticos suelen administrarse durante 2 a 6 semanas a través de una vía intravenosa insertada en una vena. A menudo se le hospitaliza durante al menos la primera semana o más de tratamiento. Esto permite a su médico asegurarse de que su infección está respondiendo a los antibióticos.
Si se le permite ir a casa antes de terminar el tratamiento, los antibióticos casi siempre se continúan por vía intravenosa en casa. Necesitará cuidados especiales si recibe tratamiento antibiótico por vía intravenosa en casa. Antes de que abandone el hospital, su equipo médico se encargará de que reciba atención domiciliaria para que pueda continuar el tratamiento.
También necesitará un seguimiento médico estrecho, normalmente a cargo de un equipo de médicos. Este equipo suele incluir un médico especializado en enfermedades infecciosas, un cardiólogo (especialista en corazón) y un cirujano cardíaco.
Cirugía
En algunos casos, la cirugía es necesaria para reparar o sustituir una válvula cardíaca dañada o para ayudar a eliminar la infección. La EI debida a una infección por hongos suele requerir cirugía. Esto se debe a que este tipo de EI es más difícil de tratar que la EI debida a bacterias.
¿Cómo se puede prevenir la endocarditis?
Si corre el riesgo de sufrir una endocarditis infecciosa (EI), puede tomar medidas para prevenir la infección y sus complicaciones.
- Esté atento a los signos y síntomas de la EI. Póngase en contacto con su médico de inmediato si tiene alguno de estos signos o síntomas, especialmente fiebre persistente o fatiga inexplicable.
- Lávese los dientes y use el hilo dental con regularidad, y hágase revisiones dentales periódicas. Los gérmenes de una infección de las encías pueden entrar en el torrente sanguíneo.
- Evite las perforaciones corporales, los tatuajes u otros procedimientos que puedan permitir la entrada de gérmenes en el torrente sanguíneo.
Una nueva investigación demuestra que no todas las personas con riesgo de padecer EI necesitan tomar antibióticos antes de los exámenes dentales rutinarios y de algunos otros procedimientos dentales o médicos.
Deje que sus proveedores de atención sanitaria, incluido su dentista, sepan si tiene riesgo de padecer EI. Ellos pueden indicarle si necesita dichos antibióticos antes de los exámenes y procedimientos.
Puntos clave
- La endocarditis es una infección del revestimiento interno de las cámaras y válvulas del corazón. La afección también se denomina endocarditis infecciosa (EI).
- La EI se produce si las bacterias, los hongos u otros gérmenes invaden el torrente sanguíneo y se adhieren a zonas anormales del corazón. La infección puede dañar el corazón y causar complicaciones graves y a veces mortales.
- La EI puede desarrollarse de forma rápida o lenta dependiendo del tipo de germen que la cause y de si se tiene un problema cardíaco subyacente.
- La EI afecta principalmente a las personas que tienen válvulas cardíacas dañadas o artificiales, defectos cardíacos congénitos (defectos presentes al nacer) o dispositivos médicos implantados en el corazón o los vasos sanguíneos.
- La EI es una afección poco frecuente que puede afectar tanto a niños como a adultos. Es más común en hombres que en mujeres.
- La EI puede causar una serie de signos y síntomas que pueden variar de una persona a otra. Los signos y síntomas también pueden variar con el tiempo. Los síntomas más comunes son fiebre y otros síntomas parecidos a los de la gripe.
- El médico diagnosticará la EI basándose en sus factores de riesgo, su historial médico y los signos y síntomas, así como en los resultados de las pruebas. El diagnóstico de la infección suele basarse en una serie de factores, más que en un único resultado positivo de una prueba, signo o síntoma.
- La EI se trata con antibióticos y, en ocasiones, con cirugía cardíaca. Los antibióticos suelen administrarse durante 2 a 6 semanas a través de una vía intravenosa insertada en una vena. A menudo, se hospitaliza al menos durante la primera semana o más de tratamiento. En algunos casos, es necesario intervenir quirúrgicamente para reparar o sustituir una válvula cardíaca dañada o para ayudar a eliminar la infección.
- Si tiene riesgo de padecer una EI, puede tomar medidas para prevenir la infección y sus complicaciones. Esté atento a los signos y síntomas de la EI. Póngase en contacto con su médico de inmediato si presenta alguno de estos signos y síntomas. Cepíllate los dientes y usa el hilo dental con regularidad, y hazte revisiones dentales periódicas. Evite las perforaciones corporales, los tatuajes u otros procedimientos que puedan permitir la entrada de gérmenes en el torrente sanguíneo.
- Informe a sus proveedores de atención médica, incluido su dentista, si corre el riesgo de contraer la EI. Ellos pueden indicarle si necesita antibióticos antes de los exámenes dentales rutinarios y de algunos otros procedimientos dentales o médicos que pueden permitir la entrada de gérmenes en el torrente sanguíneo.