- El problema
- Presentación clínica
- Evaluación diagnóstica
- Figura 1.
- Manejo no quirúrgico
- Instrucciones para la cirugía
- Técnica quirúrgica
- Figura 2.
- Figura 3.
- Perlas y escollos de la técnica
- Reparación RTC miniabierta
- Reparación artroscópica del RTC
- Complicaciones potenciales
- Rehabilitación postoperatoria
- Resultados/Evidencia en la literatura
- Resumen
El problema
El manguito rotador está formado por los tendones de los músculos supraespinoso, infraespinoso, teres menor y subescapular (‘SITS’), y desempeña un papel importante en la estabilidad dinámica de la articulación del hombro. Estos tendones pueden dañarse por una lesión traumática aguda y/o por un proceso degenerativo crónico del que se han descrito múltiples factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos. Una pérdida completa de la continuidad de uno o varios tendones es un desgarro de espesor total.
Un desgarro de espesor total del manguito (RTC) puede clasificarse por su tamaño (pequeño, mediano, grande y masivo, es decir >5cm), la profundidad (espesor parcial o total), el grado de infiltración grasa (clasificación de Goutallier) y el patrón de desgarro (por ejemplo, en forma de U, media luna, etc.).
Presentación clínica
Los pacientes suelen presentar dolor y/o debilidad. Una anamnesis detallada debe dilucidar la naturaleza del dolor – localización, cualquier radiación o parestesias acompañantes, calidad y cantidad, duración, factores de mejora y agravamiento. También debe obtenerse información sobre cómo cambia el dolor a lo largo del día, así como sobre las modalidades de tratamiento anteriores (es decir, medicamentos, fisioterapia, inyecciones). Por último, también debe identificarse una evaluación de las limitaciones funcionales con respecto al impacto en las actividades de la vida diaria, así como en las actividades recreativas y ocupacionales.
Los pacientes que presentan un desgarro de grosor completo de la RTC suelen quejarse de un dolor de tipo doloroso que se irradia lateralmente por el lado del hombro, normalmente por encima del codo, y que suele empeorar por la noche. Pueden o no haber tenido cirugías o intervenciones previas en el hombro. A menudo, los pacientes también pueden mencionar la dificultad para alcanzar objetos en estantes altos o el dolor con otras actividades por encima de la cabeza, como peinarse o alcanzar objetos en el bolsillo trasero. Cabe destacar que la presencia de dolor y debilidad durante más de un año en el contexto de una historia consistente con un desgarro de espesor total del RTC, también se ha informado de que se asocia con un peor pronóstico.
También deben incluirse los antecedentes quirúrgicos relevantes anteriores, la presencia de comorbilidades médicas, el consumo de tabaco y una revisión general de los sistemas para evaluar la candidatura para un futuro tratamiento quirúrgico.
Evaluación diagnóstica
La evaluación diagnóstica comienza con una historia y una exploración física. En el caso de desgarros crónicos, la inspección puede revelar atrofia muscular dentro de las fosas del supraespinoso e infraespinoso. Por este motivo, se deben inspeccionar ambos hombros para compararlos y comprobar su simetría. Pueden darse procesos degenerativos concomitantes con hallazgos de una articulación acromioclavicular (AC) agrandada. En ocasiones, puede identificarse una inflamación debida a una bursa agrandada. Como en cualquier examen general, también deben observarse las cicatrices quirúrgicas previas y la presencia de cualquier lesión cutánea.
Después de la inspección, debe realizarse la palpación de las prominencias óseas, incluyendo la articulación AC, la tuberosidad mayor, el acromion y el surco bicipital, en un intento de obtener sensibilidad y posibles lugares de patología concomitante. A continuación, se realiza una evaluación sistemática de la amplitud de movimiento del hombro (ROM). Se registra la flexión activa y pasiva hacia delante y la rotación interna y externa de cada hombro.
Los pacientes con dolor y/o debilidad secundaria a una disfunción del músculo/tendón del supraespinoso pueden mostrar un «arco doloroso» durante la abducción del hombro, así como un signo de «brazo caído» en el que el brazo se desploma hacia el lado desde una posición de abducción. La presencia de rigidez concomitante del hombro, marcada por una disminución del ROM activo y pasivo, debe identificarse y tratarse antes de la cirugía de RTC para minimizar las posibilidades de dificultad de la amplitud de movimiento postoperatoria.
Se han descrito varias pruebas de provocación y maniobras de exploración física para evaluar el manguito rotador. El signo de Jobe se realiza haciendo que el brazo del paciente sea abducido 90 grados en el plano escapular y rotado internamente por completo (pulgares hacia abajo). A continuación, el examinador fuerza ambos brazos del paciente hacia abajo; la incapacidad de resistir el empuje del examinador es un signo positivo.
La prueba de despegue y las pruebas de prensa abdominal se utilizan para evaluar el subescapular. La prueba de presión del vientre, que supuestamente es más específica para las fibras superiores del subescapular, es positiva si el paciente es incapaz de mantener el codo anterior al plano del cuerpo mientras presiona el vientre. La prueba de despegue, que es más específica para la porción inferior del subescapular, se realiza con la mano detrás de la espalda. Una prueba positiva está marcada por la incapacidad de levantar la mano de la espalda y empujar la mano del examinador.
El teres menor se evalúa con el signo de Hornblower. El brazo del paciente se coloca en 90 grados de abducción y rotación externa. La incapacidad de mantener esta posición constituye un signo positivo y pone en duda la integridad del teres menor.
Por último, para probar el infraespinoso se flexiona el codo a 90 grados y se aduce el brazo. El examinador rota totalmente el brazo mientras el codo permanece en posición flexionada y si el brazo del paciente se retrasa hacia la pared torácica debe sospecharse la ruptura del tendón del infraespinoso.
La presencia de una marcada debilidad marcada por una fuerza de < 4/5 en la prueba muscular manual para cualquiera de los cuatro músculos RTC generalmente conlleva un peor pronóstico de éxito en la reparación.
La presencia de un pinzamiento externo o de salida se identifica mediante signos de pinzamiento positivos como los descritos por Neer y/o Hawkins. La patología concomitante del tendón del bíceps proximal también debe evaluarse mediante los signos de tensión del bíceps utilizando las pruebas de Speeds y Yergason. La articulación acromioclavicular también debe evaluarse como fuente potencial de dolor mediante la palpación directa o la realización de maniobras de provocación (es decir, aducción transversal del tórax o prueba de compresión activa).
Por último, debe realizarse un examen neurovascular de todos los nervios periféricos y los pulsos, y documentarse completamente, junto con un examen del codo y la columna cervical.
Al evaluar a los pacientes con sospecha de patología del manguito de los rotadores debe obtenerse un conjunto completo de radiografías simples que incluyan vistas anteroposteriores, de salida, auxiliares y de la articulación acromioclavicular. Los hallazgos asociados con la enfermedad del manguito de los rotadores incluyen una disminución de la distancia acromiohumeral (es decir, <7 mm) o la migración de la cabeza humeral proximal, la formación de espolones subacromiales, la artritis de la articulación acromioclavicular con osteofitos que se proyectan hacia abajo, un os acromiale y la formación de quistes y esclerosis en la región de la tuberosidad mayor.
Aunque la ecografía ha demostrado ser una excelente herramienta de cribado para diagnosticar a los pacientes con desgarros del manguito rotador de espesor completo, su precisión depende del operador y, en consecuencia, la RM sigue siendo la modalidad de imagen de elección. Normalmente, se examinan todas las secuencias, con especial énfasis en la secuencia T2, para identificar la presencia de un desgarro del manguito rotador. Se anotan el tamaño aproximado, el grosor del desgarro, los tendones implicados y la cantidad de retracción (Figura 1).
La RMN también permite evaluar la cantidad de infiltración grasa en los vientres musculares correspondientes. Goutallier ha propuesto un sistema de clasificación: 1- algo de grasa, 2-músculo > grasa; 3-grasa = músculo, 4-grasa> músculo. La resonancia magnética también debe evaluarse en busca de otra patología que afecte al labrum, al bíceps y a las superficies articulares para completar la evaluación por imágenes de la articulación del hombro.
Manejo no quirúrgico
A menudo se sugiere una combinación de fisioterapia, inyecciones de corticosteroides y/o AINE como intervenciones de primera línea para los pacientes con un desgarro sintomático de la RTC, aunque puede que no haya una abundancia de estudios de nivel 1 que apoyen el uso de estas intervenciones. Normalmente, se prescribe fisioterapia para restaurar y preservar la amplitud de movimiento del hombro, junto con ejercicios de fortalecimiento periscapular y del RTC. Existe controversia sobre el uso de inyecciones de corticosteroides en el contexto de un desgarro de espesor total del RTC. Sin embargo, estas inyecciones pueden proporcionar un alivio del dolor a corto plazo. Deben evitarse las inyecciones múltiples, ya que la integridad del tendón puede verse comprometida si se considera la posibilidad de una intervención quirúrgica.
La duración del tratamiento no quirúrgico es variable. La decisión sobre la duración del tratamiento no quirúrgico está influida por la cronicidad del desgarro, el tamaño del desgarro, los hallazgos de la exploración física de marcada debilidad y los hallazgos radiográficos de cambio degenerativo concomitante o infiltración grasa del vientre muscular. Por lo general, la fisioterapia, los AINE y las inyecciones se utilizan durante al menos 6-12 semanas antes de considerar la intervención quirúrgica. También se tienen en cuenta las características de los pacientes, ya que aquellos fisiológicamente jóvenes con desgarros agudos que presentan una marcada debilidad pueden beneficiarse antes de las intervenciones quirúrgicas.
Instrucciones para la cirugía
El dolor refractario a los cuidados no quirúrgicos en el entorno de un desgarro de espesor total del RTC en la resonancia magnética es la principal indicación para la intervención quirúrgica.
Técnica quirúrgica
Las opciones quirúrgicas incluyen:
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Reparación abierta del RTC – abierta frente a miniabierta
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Reparación artroscópica del RTC
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Transferencias del dorsal ancho y del pectoral mayor para desgarros masivos, desgarros masivos e irreparables del RTC – consulte la sección sobre desgarros masivos del RTC
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Artroplastia total de hombro inversa en caso de artropatía concomitante (es decirEs decir, artropatía del manguito de los rotadores)
La reparación del manguito de los rotadores se realiza normalmente como un procedimiento ambulatorio. Tanto para la reparación artroscópica como para la abierta del manguito rotador, se puede administrar a los pacientes un bloqueo regional interescalénico y/o anestesia general. Los bloqueos interescalénicos ofrecen la ventaja de controlar el dolor postoperatorio durante varias horas, lo que minimiza la estancia en la sala de recuperación y la necesidad de narcóticos parenterales y orales durante este periodo. A continuación se realiza un examen sistemático bajo anestesia del hombro afectado. Se evalúa la amplitud de movimiento en todos los planos y se compara con el hombro contralateral. Se realiza una manipulación cuidadosa para liberar cualquier contractura capsular según sea necesario.
El procedimiento puede realizarse en posición de silla de playa o de decúbito lateral según la preferencia del cirujano. Inicialmente se realiza una artroscopia diagnóstica cuidadosa y sistemática de la articulación glenohumeral y el espacio subacromial. La patología concomitante (es decir, lesiones del tendón del bíceps, desgarros del labrum, espolones subacromiales, artritis sintomática de la articulación acromioclavicular) se aborda en este momento.
Los principios básicos de la reparación del manguito de los rotadores son los mismos independientemente de la técnica y el enfoque. Incluyen la identificación del desgarro, su clasificación (es decir, morfología, tamaño, grado de retracción, calidad del tejido), movilización, preparación de la huella y fijación segura al hueso. Los desgarros del manguito rotador se identifican en el momento de la artroscopia glenohumeral realizada a través de un portal de visualización posterior estándar. Los desgarros de espesor total permitirán el paso directo del artroscopio al espacio subacromial. Los desgarros del lado articular deben desbridarse y marcarse con un marcador de sutura colocado percutáneamente a lo largo del borde lateral del acromion utilizando una aguja espinal de calibre 18, para su posterior identificación en el espacio subacromial. El artroscopio se redirige al espacio subacromial. Se crea un portal lateral aproximadamente a tres dedos de distancia del borde lateral del acromion. Preferimos colocar este portal utilizando la aguja espinal de forma que quede centrado sobre la parte media del desgarro. Se realiza una bursectomía según sea necesario. En este momento se suele llevar a cabo una acromioplastia y/o una resección de la clavícula distal si se considera apropiado sobre la base del examen preoperatorio y los estudios de imagen.
El desgarro del manguito rotador debe evaluarse desde los portales posterior y lateral para obtener una apreciación completa de su tamaño, forma y grado de retracción y formular un plan para la configuración de la reparación (figura 2).
Se utiliza un grasper para evaluar la movilidad del desgarro y la necesidad de liberación. Se utilizan elevadores artroscópicos y dispositivos de radiofrecuencia o electrocauterio para liberar cuidadosamente cualquier adherencia bursal. Se puede dirigir un elevador hacia la apófisis coracoides mientras se ejerce una suave tracción sobre el manguito de los rotadores con una pinza, liberando así el ligamento coracoacromial. Si es necesario, puede realizarse una liberación perilabral superior; sin embargo, los instrumentos no deben dirigirse demasiado medialmente (>1,5 cm) para evitar la lesión del nervio supraescapular. Si es necesario, se pueden realizar deslizamientos del intervalo anterior y/o posterior, pero esto queda fuera del ámbito de este capítulo. Una vez que el tendón se ha movilizado adecuadamente y puede reaproximarse para cubrir la huella sin una tensión excesiva con el brazo en aducción, no son necesarias liberaciones adicionales.
La preparación de la huella puede realizarse utilizando una afeitadora motorizada o una fresa. Se crea un lecho esponjoso sangrante teniendo cuidado de eliminar sólo la capa cortical superficial del hueso para no comprometer la fijación del anclaje de sutura.
El cirujano puede entonces proceder a una reparación miniabierta o totalmente artroscópica según su preferencia y/o experiencia. La reparación miniabierta de la RTC se realiza a través de una pequeña incisión en la piel que suele hacerse en las líneas de Langer extendiendo el portal lateral unos centímetros. Se realiza la incisión y se levantan los colgajos subcutáneos en todas las direcciones. Se puede colocar un retractor de autorretención y se realiza una incisión de división del deltoides desde el acromion lateralmente a una distancia de no más de 4-5 cm para evitar la lesión del nervio axilar. Se puede colocar una sutura en la extensión distal de la incisión del deltoides para proteger aún más el nervio. El retractor puede volver a colocarse en este momento por debajo del deltoides, exponiendo el manguito rotador subyacente. A continuación, se utilizan las tijeras de mayo para eliminar cualquier bursa residual superpuesta, que puede identificarse con IR/ER de la cabeza del húmero. A continuación, se visualiza el manguito y se identifica y repara el desgarro.
Se han descrito multitud de técnicas y configuraciones de reparación con los principios comunes de fijación segura de sutura-tendón y tendón-hueso. En general, preferimos utilizar material de sutura de núcleo sólido trenzado no absorbible del número 2 colocado en forma de bloqueo (es decir Mason-Allen modificado) a través del borde del tendón para minimizar el potencial de corte de la sutura. La fijación al hueso puede realizarse mediante túneles transóseos o anclajes de sutura. Los túneles transóseos se colocan en la extensión lateral de la huella y salen lateralmente a la tuberosidad mayor. Se crean formando túneles convergentes con un taladro, un punzón curvado o, en el caso del hueso «blando», simplemente utilizando una aguja cónica curvada y robusta. Si se opta por anclajes de sutura, normalmente preferimos utilizar la variedad «atornillada», colocada en el lateral de la tuberosidad a 45 grados con respecto a la línea de tracción del manguito de los rotadores (ángulo de «hombre muerto»). Se ha demostrado que esta colocación minimiza las posibilidades de que el anclaje se salga. Pueden utilizarse anclajes con carga simple, doble o incluso triple, lo que ofrece múltiples opciones para la configuración de la reparación.
En un esfuerzo por imitar la fuerza biomecánica de una reparación transósea, se han desarrollado técnicas de doble fila en las que se utilizan dos filas de anclajes. Una fila medial se coloca justo al lado del margen articular de la cabeza numeral, mientras que una segunda fila de anclajes se inserta justo al lado de la tuberosidad mayor. Las suturas de la fila medial se colocan en forma de colchón horizontal, mientras que las suturas de la fila lateral se colocan en forma simple o de bloqueo para asegurar el borde del desgarro. Alternativamente, puede elegirse una configuración de reparación «transósea-equivalente» en la que las extremidades de las suturas de la fila medial se «puentean» sobre el borde del tendón y se aseguran lateralmente a la tuberosidad utilizando anclajes de sutura sin nudos. Las suturas de la fila medial suelen estar entrecruzadas sobre el tendón para mejorar el contacto con la huella y la reaproximación. A continuación, se evalúa la reparación y se cierra la herida por capas, empezando por la hendidura del deltoides, seguida del tejido subcutáneo y la piel (figura 3).
La técnica de reparación totalmente artroscópica emplea todos los mismos principios que los procedimientos miniabierto y abierto. Esta técnica, sin embargo, requiere conocimientos artroscópicos avanzados y suele conllevar una curva de aprendizaje bastante pronunciada para dominarla.
Se coloca un portal auxiliar justo al lado del borde lateral del acromion. Este portal, que se localiza primero con una aguja espinal, se utiliza para la inserción del anclaje. Se han desarrollado varios instrumentos para ayudar al paso de la sutura. Pueden clasificarse como dispositivos de paso directo de la sutura o de desplazamiento de la sutura. Se crean portales anteriores y posterolaterales adicionales según sea necesario para ayudar al manejo de la sutura y a un mejor acceso al desgarro. Los cirujanos que realicen esta técnica deben dominar el anudado artroscópico. Sin embargo, se han desarrollado anclajes sin nudos de nueva generación para que estas técnicas sean algo más sencillas y accesibles para los cirujanos que no realicen muchas reparaciones.
Al elegir una técnica, conviene tener en cuenta que una reparación abierta bien realizada suele dar mejores resultados que una reparación artroscópica mal realizada. Por lo tanto, la técnica elegida debe reflejar el nivel de experiencia y formación del cirujano.
Perlas y escollos de la técnica
Reparación RTC miniabierta
Perlas:
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Asegurarse de que el manguito subyacente está protegido antes de la escisión de la clavícula distal
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La reparación de la fascia deltotrapecio es crucial para los resultados
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Puede convertirse en transferencia del dorsal ancho intraoperatoriamente si se evalúa el desgarro y es demasiado grande para la reparación
Peligros:
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Incisión más grande desde el punto de vista cosmético que el procedimiento artroscópico
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Mayor desprendimiento del deltoides y mayor traumatismo de los tejidos blandos suprayacentes
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No se puede abordar la patología intraarticular concomitante en un único abordaje
Reparación artroscópica del RTC
Perlas:
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La resonancia magnética preoperatoria permite evaluar el grado de infiltración grasa de los vientres musculares del manguito de los rotadores
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Puede ser preferible el decúbito lateral si se sospecha que se requiere la reparación de un desgarro labral concomitante
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La técnica artroscópica permite evaluar otra patología glenohumeral
Pitones:
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Disminución de la perfusión cerebral y riesgos asociados al posicionamiento en silla de playa
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No se puede convertir al paciente posicionado en silla de playa intraoperativamente a transferencia de tendón por desgarro masivo irreparable del manguito
Complicaciones potenciales
Las complicaciones propias de cualquier cirugía en posición de silla de playa, incluyendo la disminución de la perfusión cerebral y las úlceras por presión en la cara, están presentes, al igual que las complicaciones asociadas a la anestesia y a la reanimación perioperatoria.
Otras complicaciones específicas de este procedimiento incluyen la lesión del nervio axial, la dehiscencia de la herida y la repetición de desgarros, aunque se citan frecuencias variables, así como la posibilidad de que continúe la debilidad y el dolor remanente a pesar de la reparación.
Rehabilitación postoperatoria
En el postoperatorio, dependiendo del tamaño del desgarro, los protocolos de rehabilitación pueden variar. En general, las reparaciones pequeñas pueden movilizarse en dos semanas. Sin embargo, en el caso de un desgarro mayor, la fisioterapia puede retrasarse hasta 6 semanas después de la cirugía. En cualquier caso, se mantiene un cabestrillo para el brazo durante las primeras 6 semanas, durante las cuales se instruye a los pacientes para que realicen ejercicios activos de amplitud de movimiento para el codo, la muñeca y la mano. Los ejercicios de amplitud de movimiento activos no suelen iniciarse hasta las 6 semanas después de la cirugía y el fortalecimiento del manguito de los rotadores no se inicia hasta las 12 semanas. Se requiere una vigilancia constante durante el período postoperatorio temprano para evitar la rigidez del hombro. Se debe animar a los pacientes a participar activamente en su rehabilitación mediante la asistencia a la fisioterapia y los ejercicios diarios en casa. La amplitud de movimiento total o casi total suele ser deseable a los 3 ó 4 meses, mientras que la recuperación de la fuerza puede llevar bastante más tiempo, con un restablecimiento de la fuerza de hasta un año o más después de la reparación.
Resultados/Evidencia en la literatura
Pedowitz, RA, Yamaguchi, K, Ahmad, CS, Burks, RT, Flatow, EL, Green, A, Ianotti, JP, Miller, BS, Tashjian, RZ, Watters, WC, Weber, K, Turkelson, CM, Wies, JL, Anderson, S, St Andre, J, Boyer, K, Raymond, L, Sluka, P, McGowan, R. «Optimización del tratamiento de los problemas del manguito de los rotadores». JAAOS. vol. 19. 2011. pp. 368-379. (Revisión de la literatura: Cuatro recomendaciones de práctica con evidencia moderada para apoyar – incluyen el ejercicio, el uso de AINE para los síntomas del manguito rotador; que la acromioplastia de rutina no está indicada; y, finalmente, que los parches de base porcina no se utilizan en las reparaciones de RTC.)
Bak, K, Sørensen, AK, Jørgensen, U, Nygaard, M, Krarup, AL, Thune, C, Sloth, C, Pedersen, ST. «El valor de las pruebas clínicas en los desgarros agudos de espesor total del tendón del supraespinoso: ¿ayuda una inyección subacromial de lidocaína en el diagnóstico clínico? A prospective study». Arthroscopy. vol. 26. 2010. pp. 734-42. (Estudio de nivel 1: la inyección de lidocaína subacromial mejora la especificidad pero disminuye la sensibilidad de un signo de retraso positivo en la predicción de un desgarro supraespinoso de espesor completo.)
Castoldi, F, Blonna, D, Hertel, R. «External rotation lag sign revisited: accuracy for diagnosis of full thickness supraspinatus tear». JSES. vol. 18. 2009. pp. 529-34. (Estudio de nivel 2: El signo del retraso de la rotación externa es altamente sensible y específico para el diagnóstico de un desgarro supraespinoso de espesor total del manguito rotador.)
Furcentese, SF, von Roll, AL, Pifrmann, CW, Gerber, C, Jost, B. «Evolution of nonopertively treated symptomatic full-thickness supraspinatous tears». JBJS Am. vol. 94. 2012. pp. 801-8. (La historia natural del tratamiento no quirúrgico de pequeños desgarros del manguito de espesor completo durante una media de 3,5 años encontró variabilidad en los desgarros que se mantuvieron frente a los que aumentaron de tamaño. A pesar de la atención conservadora para los pequeños desgarros del manguito, los pacientes tuvieron una puntuación media de Constant de 75 puntos durante este período de tiempo.)
Kuhn, JE, Dunn, WR, Sanders, R, An, Q, Baumgarten, KM, Bishop, JY. «Efectividad de la fisioterapia en el tratamiento de los desgarros atraumáticos del manguito rotador de espesor completo: un estudio de cohorte prospectivo multicéntrico». JSES. 2013. (Estudio de nivel 1: Evidencia de que la fisioterapia es un tratamiento eficaz para las roturas atraumáticas del manguito rotador de espesor completo en un seguimiento de 2 años.)
Koh, KH, Kang, KC, Lim, TK, Shon, MS, Yoo, JC. «Ensayo clínico prospectivo aleatorizado de la reparación con anclaje de sutura de una fila frente a la de dos filas en desgarros del manguito rotador de 2 a 4 cm: resultados clínicos y de resonancia magnética Artroscopia». vol. 27. 2011. pp. 453-62. (Estudio de nivel 1: No hay diferencias en las tasas de recauchutado de los desgarros del manguito rotador de grosor completo entre las reparaciones artroscópicas de una fila y de dos filas.)
Zhang, Z, Gu, B, Zhu, W, Zhu, L, Li, Q. «Arthroscopic versus mini-open rotator cuff repair: a prospective, randomized study with 24-month follow-up». Revista europea de cirugía ortopédica y traumatología. 2013. (Estudio de nivel 1: La reparación artroscópica de los desgarros del manguito rotador de grosor completo tiene una mejor resistencia postoperatoria pero una mayor tasa de reconexión en comparación con la reparación miniabierta.)
Van der Zwaal, P, Thomassen, BJ, Nieuwenhuijse, MJ, Lindenburg, R, Swen, JW, van Arkel, ER. «Clinical outcome in all-arthroscopic versus mini-open rotator cuff repair in small to medium-sized tears: a randomized controlled trial in 100 patients with 1-year follow-up». vol. 29. 2013. pp. 266-73. (Estudio ECA de nivel 2: No se encontraron diferencias en los resultados funcionales, el dolor, la amplitud de movimiento y las complicaciones en el postoperatorio de 1 año entre los pacientes tratados con una técnica totalmente artroscópica frente a los tratados con una técnica miniabierta, aunque el grupo tratado artroscópicamente obtuvo beneficios de la cirugía en puntos de tiempo más tempranos del seguimiento.)
Slabaugh, MA, Friel, NA, Karas, V, Romeo, AA, Verma, NN, Cole, BJ. «Interobserver and intraobserver reliability of the Goutallier classification using magnetic resonance imaging: proposal of a simplified classification system to increase reliability». Arthroscopy. vol. 40. 2012. pp. 1728-34. (Buena fiabilidad inter e intraobservador para observar la RTC en la RM y evaluar el grado de infiltración grasa.)
Cuff, DJ, Pupello, DR. «Estudio prospectivo aleatorizado de la reparación artroscópica del manguito rotador utilizando un protocolo de fisioterapia postoperatoria precoz frente a uno tardío». JSES. vol. 21. 2012. pp. 1450-5. (Estudio de nivel 1: No hay diferencias en los protocolos de movilización temprana (día 2 postoperatorio) frente a la tardía (semana 6 postoperatoria) después de la reparación del manguito rotador de espesor completo.)
Resumen
Los desgarros del manguito rotador de espesor completo se diagnostican con la ayuda de una historia clínica y un examen físico exhaustivos, así como con el uso de estudios de imagen, más comúnmente, la resonancia magnética. Los desgarros sintomáticos del manguito rotador de espesor total pueden tratarse quirúrgicamente. La reparación quirúrgica puede realizarse a menudo por vía artroscópica. En el postoperatorio se inicia un protocolo de fisioterapia gradual, que puede ajustarse en función de los resultados intraoperatorios.