Fibra artificial, fibra cuya composición química, estructura y propiedades se modifican significativamente durante el proceso de fabricación. Las fibras artificiales se hilan y tejen en un gran número de productos industriales y de consumo, entre los que se incluyen prendas de vestir como camisas, bufandas y medias; muebles para el hogar como tapicerías, alfombras y cortinas; y piezas industriales como cuerdas de neumáticos, revestimientos ignífugos y correas de transmisión. Los compuestos químicos a partir de los cuales se producen las fibras artificiales se conocen como polímeros, una clase de compuestos caracterizados por moléculas largas, en forma de cadena, de gran tamaño y peso molecular. Muchos de los polímeros que constituyen las fibras artificiales son iguales o similares a los compuestos que componen los plásticos, los cauchos, los adhesivos y los revestimientos superficiales. De hecho, polímeros como la celulosa regenerada, la policaprolactama y el tereftalato de polietileno, que se han convertido en materiales domésticos familiares bajo los nombres comerciales de rayón, nailon y dacrón (marca registrada), respectivamente, también se convierten en numerosos productos no fibrosos, que van desde las ventanas de los sobres de celofán hasta las botellas de plástico transparente para refrescos. Como fibras, estos materiales son apreciados por su fuerza, dureza, resistencia al calor y al moho, y su capacidad para mantener una forma prensada.
Las fibras artificiales deben distinguirse de las fibras naturales como la seda, el algodón y la lana. Las fibras naturales también están formadas por polímeros (en este caso, compuestos producidos biológicamente, como la celulosa y las proteínas), pero salen del proceso de fabricación textil en un estado relativamente inalterado. Algunas fibras artificiales también se derivan de polímeros naturales. Por ejemplo, el rayón y el acetato, dos de las primeras fibras artificiales que se produjeron, están hechas de los mismos polímeros de celulosa que componen el algodón, el cáñamo, el lino y las fibras estructurales de la madera. Sin embargo, en el caso del rayón y el acetato, la celulosa se adquiere en un estado radicalmente alterado (generalmente a partir de operaciones de pulpa de madera) y se modifica aún más para regenerarla y convertirla en fibras prácticas a base de celulosa. El rayón y el acetato pertenecen, por tanto, a un grupo de fibras artificiales conocido como fibras regeneradas.
Otro grupo de fibras artificiales (y con mucho, el más numeroso) es el de las fibras sintéticas. Las fibras sintéticas están hechas de polímeros que no se producen de forma natural, sino que se producen completamente en la planta química o en el laboratorio, casi siempre a partir de subproductos del petróleo o del gas natural. Entre estos polímeros se encuentran el nylon y el tereftalato de polietileno, ya mencionados, pero también muchos otros compuestos, como los acrílicos, los poliuretanos y el polipropileno. Las fibras sintéticas pueden producirse en masa con casi cualquier conjunto de propiedades requeridas. Cada año se producen millones de toneladas.
Este artículo repasa la composición, la estructura y las propiedades de las fibras artificiales, tanto las regeneradas como las sintéticas, y luego describe las formas de hilarlas, estirarlas y texturizarlas para convertirlas en fibras útiles. Para una comprensión completa del material con el que se fabrican estas fibras, se recomienda que el lector comience con el artículo polímeros industriales, química de.