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John Calvino fue un teólogo y pastor francés durante la Reforma Protestante. Mientras era pastor en Ginebra, Suiza, Calvino creó un colegio, porque creía firmemente en la formación religiosa de los niños. Antes del colegio de Calvino, la escuela estaba reservada a las élites aristocráticas de la sociedad; la gente común estaba excluida de cualquier forma de educación pública. Calvino dividió su colegio en dos divisiones: una escuela pública y un seminario (Hall, 14). La escuela pública se conoció como Calvin College, y el seminario porque se conoció como la Universidad de Ginebra. Los historiadores han afirmado que ambos colegios de Calvino fueron los «precursores de la educación pública moderna», en parte porque eran gratuitos (Hall, 14).
Calvino creía firmemente que la influencia cristiana afectaba a todos los ámbitos de la vida. Como Calvino creía que la fe y la educación iban juntas, elaboró un catecismo para que los padres enseñaran a sus hijos mientras recibían una educación secular. Calvino también añadió departamentos de derecho y medicina a su colegio, convirtiéndolo en el primer colegio de artes liberales, ya que también enseñaba hebreo, griego y artes. Los historiadores han señalado que «la Academia de Calvino se convirtió en el estandarte de la educación en todos los campos principales» (Hall, 63). La Academia educaba a las masas, formaba a los pastores y proporcionaba una educación de excelencia a los estudiantes internacionales. En general, la Universidad de Ginebra fue una de las mayores contribuciones de Calvino a la sociedad.
Calvino influyó enormemente en la sociedad de su tiempo para bien. Uno de sus alumnos regresó a Inglaterra para fundar la Biblioteca Bodleian, un famoso centro de investigación (Hall, 64). Su Academia también formó a misioneros para que llegaran a los países fronterizos con Suiza. John Knox llevó la formación de Calvino a su Escocia natal, donde defendió la causa protestante. El énfasis espiritual de Calvino en la educación no tuvo parangón durante su vida. Lamentablemente, su colegio abandonó su fundamento espiritual pocas generaciones después de su muerte.
Calvino sigue siendo importante hoy en día porque reconoció adecuadamente la importancia de la educación. Creía fervientemente en la formación en los seminarios, apoyando la formación bíblica de los futuros pastores, una práctica que aún prevalece en América. Los educadores cristianos modernos deberían seguir el ejemplo de Calvino, combinando la fe con la excelencia académica.
– Hannah S. Bowers