Publicado el 30/07/2013
CATEGORÍAS: Ser humano
Sus ideas son un eje de la ciencia moderna
Imagen de Nickolae
Charles Darwin tiene una importancia central en el desarrollo de las ideas científicas y humanistas porque fue el primero en hacer conscientes a las personas de su lugar en el proceso evolutivo cuando la forma de vida más poderosa e inteligente descubrió cómo había evolucionado la humanidad. La teoría de la evolución por selección natural fue expuesta por primera vez por Darwin en El origen de las especies, publicado en 1859, y su teoría sigue siendo generalmente aceptada como la mejor explicación disponible del modo en que se desarrolló la vida en este planeta.
El padre de Darwin era un médico rural en Shrewsbury y sus alrededores, y el joven Charles creció en el seno de una extensa familia que conocía bien el campo y sus actividades. Su abuelo era Erasmus Darwin, un eminente naturalista y poeta. De niño coleccionaba escarabajos, polillas y otros objetos curiosos, y él y su hermano hacían sencillos experimentos de química en el ático de su gran casa. Asistió a la escuela de Shrewsbury, donde no le fue especialmente bien: estaba más interesado en los escarabajos que en la gramática latina. Tampoco tuvo mucho éxito como estudiante universitario. Su padre le convenció para que estudiara medicina, pero no completó sus estudios de medicina en Edimburgo, porque los encontró «intolerablemente aburridos» y no podía soportar la visión de la sangre. Así que fue a la Universidad de Cambridge para estudiar teología, pero también aquí había actividades más interesantes que sus estudios. En Cambridge conoció a uno de los principales impulsores del desarrollo de la ciencia de la geología, Adam Sedgwick, a quien acompañó en sus viajes de campo al norte de Gales y otros lugares. También conoció y aprendió mucho del profesor Henslow, un magnífico profesor y amigo, con quien persiguió polillas y mariposas por los pantanos con una gran red, y aprendió a clasificar plantas.
En 1830, cuando Darwin tenía sólo 22 años, Henslow se enteró de la inminente partida de un barco de reconocimiento de la Marina Real, el HMS Beagle, que necesitaba un naturalista. ¿Le gustaría ir a Charles? Charles aprovechó la oportunidad. Su padre le dio permiso a regañadientes, y el barco zarpó de Plymouth el 27 de diciembre de 1831. El objetivo principal era hacer buenas cartas navales de partes de Sudamérica, que era la especialidad del capitán Fitzroy, que además era bastante fundamentalista en sus opiniones religiosas. Mientras inspeccionaban las islas Galápagos, Darwin hizo muchas observaciones que acabaron por dar lugar a su teoría de la evolución por selección natural, aunque en aquel momento apenas comprendió su importancia. «La historia natural de estas islas es eminentemente curiosa», escribió en su diario. Y así fue: las diez islas rocosas albergaban muchas plantas y animales parecidos a los de la vecina Sudamérica, pero con claras diferencias. La mitad de las especies de aves que viven en estas islas no se dan en ningún otro lugar del planeta. Cada isla tenía su propia especie. ¿Cómo se produjo esto? ¿Podría explicarse esta extraordinaria variedad por la idea de que Dios había creado todas las especies de la Tierra en seis días? ¿Las variaciones que vio en las Galápagos podrían tener algo que ver con la enorme escala de tiempo geológico que había aprendido de geólogos como Sedgwick? De manera tentativa, Darwin discutió sobre estas cuestiones con el capitán Fitzroy, cuya dogmática creencia religiosa actuó como un útil estimulante, aunque ninguno de los dos lo sabía en ese momento. Darwin pensaba que las especies únicas de las Galápagos no podían haber sido creadas especialmente para cada isla, sino que debían haber evolucionado a partir de ancestros similares transportados desde el continente y arrastrados a las islas. Pero, ¿cómo había ocurrido esta evolución?