El progreso en la osteoporosis se ha visto anquilosado por estudios repetitivos y estadísticos y por revisiones catequéticas; en ausencia de concepto e hipótesis la investigación carece de rumbo, y las asociaciones triviales que revela continuamente, han conducido al callejón sin salida del multifactorialismo. Es esencial volver a la investigación basada en hipótesis que busque los principales defectos causales y las terapias concluyentes que se derivan de ellos. La hipótesis propuesta evolucionó a partir de la investigación sobre el mecanismo de la púrpura senil. Ésta predecía una pérdida causal del colágeno de la piel que era contraria a la opinión contemporánea, pero se confirmó cuando el colágeno se expresó de forma absoluta, en lugar de como porcentaje o ratio: las mujeres tienen menos colágeno que los hombres y éste disminuye un 1% al año en la piel expuesta y no expuesta. Los corticosteroides (que también producen púrpura de cizalla) reducen el colágeno de la piel y los andrógenos y el virilismo lo aumentan; la hormona del crecimiento produce el mayor aumento, y hay una disminución en el hipopituitarismo. Todos estos cambios en el colágeno de la piel se corresponden con cambios en la densidad ósea, y las circunstancias son demasiado variadas para que haya coincidencia. Esto condujo a la hipótesis de que los cambios encontrados en el colágeno de la piel también se producen en el colágeno de los huesos, dando lugar a los cambios asociados en la densidad ósea; por lo tanto, una pérdida de colágeno en la piel y los huesos con el envejecimiento es la contrapartida causal de la pérdida de densidad ósea en la osteoporosis senil. Si esto es correcto, entonces, al igual que con el envejecimiento, los andrógenos y la virilización, los corticosteroides, la hormona del crecimiento y el hipopituitarismo, los cambios en la densidad ósea deberían corresponder a cambios sistémicos en el colágeno de la piel. Esta correspondencia se da en la osteogénesis imperfecta y en el síndrome de Ehlers-Danlos, dos familias genéticamente discretas de producción desordenada de colágeno, y en otras situaciones, por ejemplo, el escorbuto y la homocistinuria. Una pérdida primaria de colágeno en los huesos osteoporóticos es una predicción esencial de la hipótesis; de hecho, esta pérdida está bien establecida pero, inexplicablemente, se ha asumido que es secundaria a la pérdida ósea. Debido a los cambios comparables en la piel y los huesos, la hipótesis implica que el colágeno de la piel podría utilizarse para predecir el estado de los huesos y su respuesta al tratamiento. También implica que los andrógenos deberían ser un tratamiento eficaz de la osteoporosis, y la hormona del crecimiento aún más eficaz (al igual que, por supuesto, el envejecimiento de la piel). Y lo que es más importante, el colágeno de la piel y la producción de colágeno por parte de los fibroblastos de la piel podrían utilizarse para el ensayo y el desarrollo industrial de tratamientos más potentes, si no menos tóxicos, y la prevención de la pérdida de sustancia ósea (y de la piel).