Los bloqueadores de los canales de calcio se utilizan ampliamente como tratamiento eficaz para la hipertensión y la angina de pecho. Varios estudios han planteado dudas sobre su seguridad, sugiriendo que los bloqueantes del canal del calcio pueden aumentar las tasas de infarto de miocardio (IM) y de muerte, sobre todo en pacientes con enfermedades cardíacas. Las revisiones de estos estudios han revelado graves deficiencias metodológicas o han constatado que se limitan a fármacos de corta duración, frecuentemente a dosis elevadas o utilizados de forma inadecuada. Un estudio se basó en datos antiguos relativos únicamente al nifedipino de acción corta, que nunca ha estado indicado para pacientes que hayan sufrido un IM o una angina inestable. Un estudio de casos y controles sobre el verapamilo de acción corta, el diltiazem y el nifedipino sugirió que el aumento de la tasa de IM se debía a las mayores tasas de diabetes y de enfermedades cardíacas preexistentes en los pacientes tratados con antagonistas del calcio. Un tercer estudio informó de una disminución significativa de la supervivencia sólo en los pacientes que tomaban nifedipino de acción corta; en la mayoría de los casos notificados, la presión arterial no estaba controlada. Aunque estos estudios nos alertan de las limitaciones de los antagonistas del calcio de acción corta y de la necesidad de tener en cuenta los efectos secundarios, como la estimulación neurohormonal, una serie de estudios más recientes y mejor controlados no han confirmado un mayor riesgo con los antagonistas del calcio cuando se emplean adecuadamente. Los bloqueantes del canal del calcio deben seguir considerándose un tratamiento de primera línea en pacientes adecuadamente seleccionados con hipertensión o angina.