A veces me siento perdido y otras veces siento que he conquistado el mundo. A veces la risa no está bajo mi control y otras veces las lágrimas no pueden contenerse en mis ojos.
Cuando estoy triste quiero saber cómo superarlo pero cuando mis labios están ocupados riendo y gritando de felicidad, entonces no encuentro ningún problema conmigo.
¿Por qué veo la tristeza como una enfermedad que hay que curar mientras que la felicidad es un regalo de la vida? Más bien ambas son sólo emociones y parte de la vida.
A veces intento encontrar una solución para no tener que estar triste. Pero con el pensamiento profundo llego a saber que sin la tristeza la receta de la vida está incompleta.
Para dar sabor a la receta, necesito poner todas las emociones en el plato de la vida.
La tristeza es una parte natural de la vida como lo es la felicidad. Como humano tendré que probar todos los sabores de la vida me gusten o no. Y si alguien trata de escapar de cualquier sabor, no será recompensado con su felicidad favorita.
Si la tristeza no fuera buena, entonces por qué voy a ver películas emocionales. Estas películas no me dan ninguna sonrisa o risa más bien hacen mis ojos húmedos.
Me gusta porque disfruto de ser la parte de la tristeza del personaje. Significa que me gusta estar triste y quiero sentir esta emoción también. Y a todos vosotros también.
Escucho canciones que me hacen llorar y me encanta dejarme llevar por las emociones de la canción. ¿Significa eso que me gusta llorar? Por supuesto que sí. Porque a veces necesito las lágrimas más que los labios halagadores.
La palabra felicidad perdería su significado si no estuviera equilibrada por la tristeza. – Carl Jung
La sonrisa está siendo tan sobrevalorada y la gente se ha obsesionado por conseguir este ingrediente en su plato.
Siento decirlo pero incluso la gente de éxito se lo está tomando mal. Están dando formas de llegar a ser feliz y cómo desvanecer esta tristeza. ¿Por qué hay necesidad de desvanecer la tristeza?
Sólo vívela, llora y muestra tu dolor, tómate tu tiempo y acepta la verdad de que la tristeza es tan parte de la vida como lo es la felicidad. Si hemos entrado al ruedo entonces tendremos que tocar las jugadas que no nos gustan. No hay escapatoria.