Conoce tus desencadenantes y las formas de prevenir los brotes.
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El síndrome del intestino irritable puede deberse a un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado o a problemas nerviosos.
Los calambres, el dolor abdominal, la hinchazón, la diarrea y el estreñimiento son difíciles de manejar en cualquier momento. Pero si una combinación de estos síntomas se produce durante tres o más meses, es posible que padezca una enfermedad denominada síndrome del intestino irritable (SII). Es el diagnóstico más frecuente que hacen los gastroenterólogos, y representa hasta 3,5 millones de visitas médicas al año. «Veo a alguien con esta afección todos los días», dice la doctora Jacqueline Wolf, gastroenteróloga y profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard.
Causas
Hay muchas teorías sobre las causas exactas del SII: problemas con los nervios o los músculos del intestino, un crecimiento excesivo de ciertas bacterias en el intestino delgado o un cambio en las bacterias del colon, una incapacidad para digerir ciertos alimentos, o una inflamación del estómago o del intestino. Algunas personas tienen síntomas todos los días, mientras que otras experimentan largos periodos sin síntomas. El síndrome del intestino irritable no conduce a una enfermedad grave, pero sí afecta significativamente a su calidad de vida. «La gente dice que les arruina la vida o que tienen un dolor constante después de comer», dice el Dr. Wolf.
Aunque no sabemos qué causa el SII, sí sabemos que los brotes suelen ser desencadenados por la comida, la cafeína, el estrés, las bebidas carbonatadas, los azúcares artificiales o la diarrea infecciosa. Cuantos más episodios de SII tenga, más sensible será su intestino a los desencadenantes.
Cómo combatirlo
La Dra. Wolf utiliza diferentes estrategias para ayudar a las personas a combatir el SII. Ella recomienda probar primero los cambios en la dieta. Es posible que no puedas digerir la fibra insoluble que se encuentra en la piel de las frutas y verduras, o un azúcar de los productos lácteos llamado lactosa. «Es diferente para cada persona», dice la Dra. Wolf. Sugiere una dieta que elimine los alimentos con azúcares y fibras mal digeridos, conocidos como FODMAP (véase «La palabra de moda del SII: FODMAP»).
La Dra. Wolf también recomienda los probióticos, que son colonias de bacterias buenas que suelen estar liofilizadas. Puede encontrarlos en la mayoría de las farmacias y supermercados, en forma de cápsulas o tabletas para tragar y en polvo suelto para espolvorear en los alimentos. Lo mejor es un producto cuya etiqueta indique que es viable hasta el final de su vida útil, no en el momento de su fabricación. «El tipo de bacterias del probiótico es muy importante», dice la Dra. Wolf. Sus investigaciones demuestran que un tipo de bacteria llamada Bifidobacterium suele ser eficaz para aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable.
Otro suplemento que sugiere son las cápsulas de menta con recubrimiento entérico, que se pueden adquirir sin receta médica. «No puede usarse en personas con acidez de estómago, pero por lo demás disminuye los cólicos tan bien como un medicamento antiespasmódico común, y también disminuye la hinchazón», dice la Dra. Wolf.
Siguientes pasos
Encontrar una estrategia que funcione puede llevar tiempo y experimentación. Una vez que desarrolle una rutina que alivie los síntomas, tendrá que mantenerla para evitar los brotes.
Si los cambios en la dieta, la menta y los probióticos no proporcionan suficiente alivio, la Dra. Wolf puede recetar un medicamento para los calambres, la hinchazón o la diarrea. Y si los síntomas aún persisten, dice que puede ser necesario un análisis de sangre, una tomografía computarizada del colon o una colonoscopia para comprobar otras posibles causas de los síntomas. Las mujeres también pueden necesitar exámenes pélvicos.
La palabra de moda del SII: FODMAPs
El tema de moda en los brotes del síndrome del intestino irritable (SII) es un grupo de azúcares y fibras mal digeridos llamados FODMAPs. (Esa abreviatura es la abreviatura de un término técnico que se refiere a la estructura molecular). Las fuentes alimentarias más comunes de FODMAPs son el trigo, el centeno, las cebollas, el ajo, las legumbres, los productos lácteos, la miel, las manzanas, las sandías, los melocotones, los albaricoques, las moras, el jarabe de maíz de alta fructosa y los edulcorantes artificiales. Estas moléculas son digeridas por las bacterias intestinales, que producen gases e hinchazón. Merece la pena reducir estos alimentos para ver si los síntomas mejoran.
Cada vez hay más pruebas, incluido un estudio en la revista Gastroenterology de enero de 2014, que demuestran que una dieta baja en FODMAPs ayuda a domar los síntomas del SII. «Definitivamente he visto que esto funciona. De hecho, lo he estado usando para ayudar a la gente durante mucho tiempo», dice la gastroenteróloga Dra. Jacqueline Wolf, profesora asociada de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard. Otras investigaciones muestran que los FODMAPs pueden incluso ser la razón por la que las dietas bajas en gluten (que también son bajas en FODMAPs) ayudan a aliviar los síntomas de las personas que creen que tienen sensibilidad al gluten -problemas digestivos desencadenados por el gluten, una proteína que se encuentra en algunos granos enteros como la cebada, el centeno y el trigo.
Desgraciadamente, algunos de los alimentos que son altos en FODMAPs -como muchas frutas y verduras- también contienen sustancias químicas que promueven la salud. Por eso es mejor trabajar con un dietista para desarrollar un menú bajo en FODMAP que se adapte a su estilo de vida.
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