Las lenguas fino-úgricas (fĬn’ō-ōō’grĬk), también llamadas lenguas fino-úgricas, grupo de lenguas que forman una subdivisión de la subfamilia urálica de la familia de lenguas urálica-altaica (véase lenguas urálicas y altaicas). El grupo de lenguas fino-úgricas puede dividirse en dos subgrupos, el finés y el úmbrico. Estas lenguas tienen unos 24 millones de hablantes distribuidos en enclaves dispersos en un territorio que se extiende desde Noruega hacia el este hasta el río Ob de Siberia y hacia el sur hasta los Cárpatos. Unos 10 millones de estas personas hablan las lenguas finlandesas, que incluyen el finés, nativo de unos 5 millones de personas en Finlandia y alrededor de 1 millón en otros lugares; el carelio, utilizado por cerca de 100.000 personas en Carelia, en el noroeste de Rusia; el estonio, lengua materna de más de 1 millón de personas en Estonia; el sami (lapón), nativo de unas 60.000 personas, principalmente nómadas, que viven en Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia; el mordoviano, hablado por cerca de un millón de personas en Rusia, en las proximidades del río Volga por debajo de su curva; el cheremiss, lengua materna de 550.000 personas en la zona de confluencia de los ríos Volga y Kama (al oeste de los Urales); y las lenguas pérmicas votyak, originaria de unas 600.000 personas entre los ríos Kama y Vyatka de la Rusia europea, y ziria o komi, hablada por unas 400.000 personas que viven entre los ríos Pechora, Mezen y Kama (al oeste de los Urales). El principal miembro del subgrupo ágrio es el húngaro, con unos 13 millones de hablantes, de los cuales 10 millones residen en Hungría y otros 3 millones en países adyacentes. El ostyak lo hablan unas 25.000 personas en la zona del río Ob, en el oeste de Siberia, y el vogul es la lengua de unas 5.000 personas en la zona de los ríos Ob e Irtysh, en el oeste de Siberia. Las lenguas fino-úgricas son aglutinantes, ya que añaden un gran número de sufijos a una raíz invariable (un sufijo tras otro) para indicar características como el caso, el número, la persona, el tiempo y el modo. Los derivados también se forman frecuentemente mediante sufijos.
Véase B. Collinder, An Introduction to the Uralic Languages (1965) y Survey of the Uralic Languages (2d ed. 1969); A. Raun, Essays in Finno-Ugric and Finnic Linguistics (1971, repr. 1977).