Como Kerri estaba en un país extranjero durante las vacaciones de Año Nuevo, encontrar tratamiento médico era un reto. Decidió seguir adelante. «No quería perderme nada ni estropearle el viaje a Rob», me recordaba hace poco.
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Sin embargo, cuando Kerri, que ahora tiene 52 años, regresó a Estados Unidos, el dolor se había agravado tanto que su hija la llevó a urgencias. Fue entonces cuando descubrió que su infección urinaria había provocado una reacción potencialmente mortal llamada sepsis. «El médico que me diagnosticó me dijo que si hubiera esperado otras 24 horas, no habrían podido hacer nada por mí», dijo.
La ciencia (y los síntomas) de la sepsis
La sepsis es una afección potencialmente mortal que surge cuando la respuesta del cuerpo a una infección provoca una inflamación en todo el sistema, lesionando tejidos y órganos. A veces se denomina envenenamiento de la sangre, y algunos casos se producen como resultado de incidentes aparentemente benignos, como un rasguño en el patio de recreo o incluso un gran corte de papel.
En otros casos, como el de Kerri, la sepsis puede empezar como una infección común y corriente, pero convertirse rápidamente en algo más grave. El número de personas hospitalizadas por sepsis se ha duplicado en la última década, en parte debido a la creciente resistencia a los antibióticos y al envejecimiento de la población.
«Cada semana tengo que informar a tres o cuatro familias de que sus seres queridos se están muriendo por algo de lo que la mayoría nunca ha oído hablar», afirma el médico de cuidados intensivos Jim O’Brien, del Hospital Metodista Riverside de Columbus (Ohio). La sepsis ataca aparentemente al azar, y a veces pasa desapercibida incluso para los médicos más experimentados. «No tenemos una prueba de diagnóstico para la sepsis. Y los médicos no han organizado nuestra atención en torno a la sepsis como lo hemos hecho en torno al ataque cardíaco o al accidente cerebrovascular».
Aunque los síntomas de la sepsis varían en función del lugar donde se inicie la infección, los médicos suelen buscar pacientes que parezcan confusos o desorientados. Otros síntomas son fiebre, escalofríos, baja temperatura corporal, presión arterial baja, pulso acelerado, disminución de la micción, náuseas y vómitos.
La sepsis puede ser mortal, por lo que casi todos los casos graves requieren tratamiento antibiótico en una unidad de cuidados intensivos durante varios días o semanas.