Las guerras de Roma con Cartago fueron algunas de las más brutales y famosas de su historia temprana. Pero, ¿quiénes eran los cartagineses?
Orígenes: La leyenda de Dido
Según el mito, la ciudad de Cartago, situada cerca de la actual Túnez, en la costa del norte de África, fue fundada por la reina Dido en el siglo IX antes de Cristo. Conocida también por su nombre griego de Elisa, Dido es hoy más famosa como personaje de la Eneida de Virgilio, donde intenta en vano seducir al errante Eneas mientras éste huye de la destrucción de Troya.
Presentado como el héroe original de Roma y antepasado de Rómulo y Remo, Eneas estuvo a punto de casarse con Dido, antes de verse obligado a marcharse tras la intervención divina. La historia cuenta que la salida de Eneas de Cartago y el rechazo de Dido fue el origen de las posteriores guerras de la ciudad con Roma.
Una idealización del siglo XVIII de Dido intentando cortejar a Eneas. Crédito: Musée du Louvre
Los historiadores cuestionan hoy la veracidad de la leyenda de Dido, pero está claro que Cartago fue fundada como puesto comercial por los fenicios, una civilización marítima originaria de la región que hoy forma parte del Líbano. La ciudad creció gradualmente hasta convertirse en un importante centro de comercio mediterráneo, y controlaba una red de dependencias en el norte de África, España y Sicilia.
Comerciantes y gente de mar
Los cartagineses pudieron beneficiarse de la ubicación de su ciudad en el corazón de las antiguas rutas comerciales del Mediterráneo.
Especializada en la producción de tejidos finos, perfumes y artículos domésticos como muebles y utensilios de cocina, en su época de esplendor Cartago era la metrópoli dominante en el Mediterráneo occidental y se beneficiaba enormemente de los comerciantes que pasaban por su puerto. La ciudad también servía de centro para el comercio de metales, y el estaño extraído en Oriente Medio era llevado a Cartago para ser forjado en bronce.
Cartago se enriqueció como centro comercial, y creció hasta convertirse en una gran y vibrante metrópolis. Crédito: Museo Nacional de Cartago
Cartago también era famosa por sus sofisticadas prácticas agrícolas. Fue uno de los primeros centros de producción de vino, y se han encontrado pruebas de productos cartagineses, como ánforas de vino, en lugares tan lejanos como las Islas Británicas y la costa atlántica de África occidental.
El ejército cartaginés
Las fuentes antiguas, sobre todo el historiador griego Polibio, informaron de que el ejército cartaginés era predominantemente una fuerza basada en mercenarios. En lugar de desarrollar una sociedad totalmente militarizada como la de la antigua Esparta, los cartagineses dependían en gran medida de otros para luchar en su nombre.
Como resultado, los soldados de Libia y Numidia (la actual Argelia), se habrían codeado con los celtas y las fuerzas ibéricas de España en el ejército de Cartago.
La caballería númida de Cartago era especialmente temida, entrenada para hostigar a una fuerza enemiga a distancia con sus jabalinas. Montados en pequeños caballos bereberes y con una armadura ligera, estos escaramuzadores fueron descritos por el historiador romano Livio como «los mejores jinetes de África con diferencia».
Guerras con Roma
Dada su posición como centro comercial y capital cultural, Cartago era un objetivo natural para el poder emergente de Roma. Las crecientes tensiones desembocaron en una guerra en el año 264 a.C., y durante los siguientes cien años los dos estados se enfrentaron en tres conflictos debilitantes: las guerras púnicas.
En un principio, éstas no supusieron una victoria decisiva para ninguno de los dos bandos, y ambos sufrieron mucho a manos del otro. El general más famoso de Cartago, Aníbal Barca, montó su invasión transalpina en Italia en el 218 a.C., pero a pesar de su aplastante victoria posterior en la batalla de Cannae en el 216 a.C., finalmente se vio obligado a retirarse.
Gradualmente, Roma comenzó a ganar la ventaja. A medida que su imperio se veía erosionado por el expansionismo romano, la propia Cartago fue asediada por el general romano Escipión Aemiliano en el año 149 a.C.
Después de una lucha de tres años, la ciudad acabó sucumbiendo. El Senado romano dictaminó que la ciudad fuera quemada y los ciudadanos restantes vendidos como esclavos. Un final brutal para una ciudad antes gloriosa.
Imagen principal: La batalla entre Escipión y Aníbal en Zama por Cornelis Cort. Crédito: The Elisha Whittelsey Collection.