La industria láctea lleva años luchando por eliminar la palabra «leche» de los cartones de leche de almendras. Mientras tanto, los fabricantes de leches no lácteas dicen que poder llamar a su producto como quieran es una cuestión de libertad de expresión. Ahora, parece que la FDA está planeando ponerse del lado de los productores de leche de vaca.
Ambos tienen algo de razón, pero también parece una pelea absurda. Por un lado, el comisario de la FDA ha señalado correctamente que las almendras no lactan. Por otro, nadie pensaba que lo hicieran.
La palabra «leche» se ha utilizado durante mucho tiempo para describir líquidos blanquecinos que no provienen necesariamente de las glándulas mamarias. El líquido blanco que se obtiene de los cocos -ya sabes, el que viene en latas y sabe muy bien en el curry tailandés- se llama leche de coco. La planta de cardo que rezuma una savia blanca se llama cardo mariano. Entonces, ¿por qué no leche de almendras, de soja o de avena?
(Ahora hay una bebida a base de coco que se encuentra junto a las leches de soja, de almendras y de arroz en el supermercado, y también se llama «leche de coco», lo cual es muy confuso.)
Pero las leches no lácteas se utilizan a menudo como reemplazo de la leche en un sentido culinario. Las ponemos en los cereales o en el café. Algunas leches no lácteas están fortificadas con calcio, y a menudo se recomiendan como sustituto de la leche láctea. En un guiño a la actual controversia, cuando el gobierno lo hace aquí, se refiere a la bebida como «soymilk (bebida de soja)»
Sin embargo, nutricionalmente no se parecen en nada. La leche láctea tiene más calorías que cualquiera de las leches vegetales y muchas más proteínas que la mayoría de ellas. Al igual que la coliflor en polvo no es lo mismo que el arroz, y los «zoodles» de calabacín no son lo mismo que la pasta, las leches vegetales son buenos alimentos, pero no sustituyen a su homónima en cuanto a nutrientes.