- Perspectiva general
- Síntomas
- Cuándo consultar al médico
- Causas
- Neumonía adquirida en la comunidad
- Neumonía adquirida en el hospital
- Neumonía adquirida en la atención médica
- Neumonía por aspiración
- Factores de riesgo
- Complicaciones
- Prevención
- Diagnóstico
- Tratamiento
- Hospitalización
- Estilo de vida y remedios caseros
- Preparación antes de la cita
- Qué puedes hacer
- Qué debes esperar del médico
- Qué puedes hacer mientras tanto
Perspectiva general
La neumonía es una infección que inflama los sacos aéreos de uno o ambos pulmones. Los sacos aéreos se pueden llenar de líquido o pus (material purulento), lo que provoca tos con flema o pus, fiebre, escalofríos y dificultad para respirar. Diversos microrganismos, como bacterias, virus y hongos, pueden provocar neumonía.
La neumonía puede variar en gravedad desde suave a potencialmente mortal. Es más grave en bebés y niños pequeños, personas mayores a 65 años, y personas con problemas de salud o sistemas inmunitarios debilitados.
Síntomas
Los signos y síntomas de la neumonía varían de moderados a graves y dependen de varios factores, como el tipo de germen que causó la infección, tu edad y tu salud en general. Los signos y síntomas moderados suelen ser similares a los de un resfrío o una gripe, pero duran más tiempo.
Los signos y síntomas de la neumonía pueden incluir lo siguiente:
- Dolor en el pecho al respirar o toser
- Desorientación o cambios de percepción mental (en adultos de 65 años o más)
- Tos que puede producir flema
- Fatiga
- Fiebre, transpiración y escalofríos con temblor
- Temperatura corporal más baja de lo normal (en adultos mayores de 65 años y personas con un sistema inmunitario débil)
- Náuseas, vómitos o diarrea
- Dificultad para respirar
Puede que los recién nacidos y bebés no muestren signos de estar sufriendo la infección. O bien, pueden vomitar, tener fiebre y tos, parecer inquietos o cansados y sin energía, o presentar dificultad para respirar y comer.
Cuándo consultar al médico
Consulta con tu médico si tienes dificultad para respirar, dolor en el pecho, fiebre persistente de 102 ºF (39 ºC) o superior, o tos persistente, sobre todo si tienes tos con pus.
Es muy importante que las personas que pertenecen a los siguientes grupos de riesgo consulten al médico:
- Adultos mayores de 65 años
- Niños menores de 2 años con signos y síntomas
- Personas con alguna afección de salud no diagnosticada o con el sistema inmunitario debilitado
- Personas que reciben quimioterapia o toman medicamentos que inhiben el sistema inmunitario
Para algunos adultos mayores y personas con insuficiencia cardíaca o problemas pulmonares crónicos, la neumonía puede convertirse rápidamente en una afección potencialmente mortal.
Causas
Muchos gérmenes pueden causar neumonía. Los más comunes son las bacterias y los virus en el aire que respiramos. El cuerpo normalmente evita que estos gérmenes infecten los pulmones. Pero a veces estos gérmenes pueden dominar tu sistema inmunitario, incluso si tu salud es generalmente buena.
La neumonía se clasifica según los tipos de gérmenes que la causan y el lugar donde se contrajo la infección.
Neumonía adquirida en la comunidad
La neumonía adquirida en la comunidad es el tipo más común de neumonía. Ocurre fuera de los hospitales u otros centros de atención de la salud. Puede ser causada por lo siguiente:
- Bacterias. La causa más común de la neumonía bacteriana en los Estados Unidos es el Streptococcus pneumoniae. Este tipo de neumonía puede ocurrir por sí sola o después de haber tenido un resfriado o una gripe. Puede afectar una parte (lóbulo) del pulmón, una afección llamada neumonía lobular.
- Organismos similares a las bacterias. Mycoplasma pneumoniae también puede causar neumonía. Típicamente produce síntomas más leves que otros tipos de neumonía. La neumonía ambulatoria es un nombre informal que se le da a este tipo de neumonía, que típicamente no es lo suficientemente grave como para requerir reposo en cama.
- Hongos. Este tipo de neumonía es más común en personas con problemas de salud crónicos o sistemas inmunitarios debilitados, y en personas que han inhalado grandes dosis de los organismos. Los hongos que lo causan pueden encontrarse en el suelo o en los excrementos de las aves y varían según la ubicación geográfica.
- Virus, incluso COVID-19. Algunos de los virus que causan resfriados y gripe pueden causar neumonía. Los virus son la causa más común de neumonía en niños menores de 5 años. La neumonía viral suele ser leve. Pero en algunos casos puede llegar a ser muy grave. El coronavirus 2019 (COVID-19) puede causar neumonía, que puede llegar a ser grave.
Neumonía adquirida en el hospital
Algunas personas contraen neumonía durante una hospitalización por otra enfermedad. La neumonía adquirida en el hospital puede ser grave porque la bacteria que la causa puede ser más resistente a los antibióticos y porque las personas que la contraen ya están enfermas. Las personas que utilizan respiradores (ventiladores), que suelen utilizarse en las unidades de cuidados intensivos, corren un mayor riesgo de tener este tipo de neumonía.
Neumonía adquirida en la atención médica
La neumonía adquirida en la atención médica es una infección bacteriana que se produce en personas que viven en centros de atención a largo plazo o que reciben atención en clínicas ambulatorias, incluidos los centros de diálisis renal. Al igual que la neumonía adquirida en el hospital, la neumonía adquirida en la atención médica puede ser causada por bacterias más resistentes a los antibióticos.
Neumonía por aspiración
La neumonía por aspiración se produce cuando se inhalan alimentos, bebidas, vómitos o saliva y estos penetran en los pulmones. La aspiración es más probable si algo perturba el reflejo nauseoso normal, como una lesión cerebral o un problema de deglución, o el uso excesivo de alcohol o drogas.
Factores de riesgo
La neumonía puede afectar a cualquiera. Pero los dos grupos de edades que presentan el mayor riesgo de padecerla son los siguientes:
- Niños de 2 años de edad o menores
- Personas de 65 años de edad o mayores
Otros factores de riesgo incluyen los siguientes:
- Estar hospitalizado. Tienes un mayor riesgo de contraer neumonía si te encuentras en la unidad de cuidados intensivos de un hospital, especialmente, si estás conectado a una máquina que te ayuda a respirar (ventilador).
- Enfermedad crónica. Eres más propenso a contraer neumonía si tienes asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o una enfermedad cardíaca.
- Fumar. El fumar daña las defensas naturales que tu cuerpo presenta contra las bacterias y los virus que causan neumonía.
- Sistema inmunitario debilitado o suprimido. Las personas que tienen VIH/SIDA, que se han sometido a un trasplante de órganos o que reciben quimioterapia o esteroides a largo plazo están en riesgo.
Complicaciones
Incluso habiendo recibido tratamiento, algunas personas que tienen neumonía, especialmente aquellos que se encuentran en los grupos de alto riesgo, pueden experimentar complicaciones, incluidas las siguiente:
- Bacterias en el torrente sanguíneo (bacteriemia). Las bacterias que ingresan en el torrente sanguíneo desde los pulmones pueden propagar la infección a otros órganos y, potencialmente, provocar una insuficiencia orgánica.
- Dificultad para respirar. Si la neumonía es grave o si tienes enfermedades pulmonares crónicas ocultas, posiblemente tengas problemas para obtener suficiente oxígeno al respirar. Es posible que debas hospitalizarte y utilizar un respirador artificial (ventilador) hasta que tus pulmones sanen.
- Acumulación de líquido alrededor de los pulmones (derrame pleural). La neumonía puede causar la acumulación de líquido en el fino espacio que hay entre las capas de tejido que recubren los pulmones y la cavidad torácica (pleura). Si el fluido se infecta, es posible que deban drenarlo a través de una sonda pleural o extraerlo mediante una cirugía.
- Absceso pulmonar. Un absceso tiene lugar si se forma pus en una cavidad en el pulmón. Normalmente, los abscesos se tratan con antibióticos. A veces, se necesita una cirugía o un drenaje con una aguja larga o una sonda que se coloca en el absceso para extraer el pus.
Prevención
Para contribuir a prevenir la neumonía:
- Vacúnate. Existen vacunas para prevenir algunos tipos de neumonía y la gripe. Habla con el médico sobre estas y otras vacunas. Las pautas de vacunación han cambiado con el tiempo; por lo tanto, asegúrate de revisar el estado de tus vacunas con tu médico incluso si recuerdas haberte vacunado anteriormente contra la neumonía.
- Asegúrate de que los niños se vacunen. Los médicos recomiendan una vacuna para la neumonía diferente para niños menores de 2 años y para niños de 2 a 5 años que son particularmente propensos a contraer la enfermedad neumocócica. Los niños que concurren a una guardería grupal también deben recibir la vacuna. Los médicos además recomiendan la vacuna contra la influenza para niños menores de 6 meses.
- Practica una buena higiene. Para protegerte de las infecciones respiratorias que a menudo derivan en neumonía, lávate las manos regularmente o usa un desinfectante para las manos a base de alcohol.
- No fumes. El tabaquismo daña las defensas naturales que protegen a tus pulmones de las infecciones respiratorias.
- Mantén fuerte tu sistema inmunitario. Duerme lo suficiente, ejercítate regularmente y lleva una dieta saludable.
Diagnóstico
Primero, el médico te hará preguntas sobre tu historia clínica y, luego, te realizará una exploración física en la que, entre otras cosas, te escuchará los pulmones con un estetoscopio para detectar cualquier sonido anormal de burbujeo o crepitación que sugiera la presencia de neumonía.
Si existe una sospecha de neumonía, el médico puede recomendarte los siguientes exámenes:
- Análisis de sangre. Los análisis de sangre se usan para confirmar una infección e intentar identificar el tipo de organismo que está causando la infección. Sin embargo, la identificación precisa no siempre es posible.
- Radiografía torácica. Esta ayuda al médico a diagnosticar la neumonía y a determinar la extensión y la ubicación de la infección. No obstante, tu médico no puede saber por medio de una radiografía qué tipo de germen está causando la neumonía.
- Pulsioximetría. En esta prueba, se mide el nivel de oxígeno de la sangre. La neumonía puede hacer que los pulmones no sean capaces de pasar una suficiente cantidad de oxígeno al torrente sanguíneo.
- Prueba de esputo. Se toma una muestra de líquido de los pulmones (esputo) que se obtiene haciendo toser profundamente al paciente; luego, se analiza la muestra para ayudar a identificar la causa de la infección.
Es posible que el médico solicite otros exámenes si tienes más de 65 años, estás en el hospital o tienes síntomas graves u otras enfermedades. Estos pueden incluir los siguientes:
- TC. Si la neumonía no mejora en el tiempo esperado, es posible que el médico te recomiende hacerte una TC de tórax para obtener imágenes más detalladas de los pulmones.
- Cultivo de líquido pleural. Con una aguja que se inserta entre las costillas, se toma una muestra de líquido de la zona pleural y se la analiza para determinar el tipo de la infección.
Tratamiento
El tratamiento para la neumonía implica la cura de la infección y la prevención de complicaciones. Las personas que presentan neumonía adquirida en la comunidad normalmente pueden recibir tratamiento en sus hogares con medicamentos. A pesar de que la mayoría de los síntomas se alivian en unos pocos días o semanas, la sensación de cansancio puede perdurar durante un mes o más.
Los tratamientos específicos dependen del tipo y la gravedad de la neumonía, tu edad y tu estado de salud general. Las opciones incluyen las siguientes:
- Antibióticos. Estos medicamentos se usan para el tratamiento de la neumonía bacteriana. Puede llevar un tiempo identificar el tipo de bacterias que causan la neumonía y elegir el mejor antibiótico para tratarla. Si los síntomas no mejoran, el médico puede recomendarte un antibiótico diferente.
- Medicamentos para la tos. Estos medicamentos pueden usarse para calmar la tos a fin de que puedas descansar. Debido a que el toser ayuda a aflojar y mover los fluidos de los pulmones, es bueno no eliminar la tos completamente. Además, debes saber que en muy pocos estudios se ha examinado si los medicamentos para la tos de venta libre disminuyen la tos causada por la neumonía. Si quieres probar un supresor de la tos, usa la dosis más baja que te ayude a descansar.
- Antifebriles/analgésicos. Posiblemente tomes estos según lo necesites para aliviar la fiebre y el malestar. Estos incluyen medicamentos como la aspirina, el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el paracetamol (Tylenol, otros).
Hospitalización
Quizás tengan que internarte si:
- Eres mayor de 65 años
- Te confundes con la hora, la gente, o los lugares
- La función de tus riñones se ha reducido
- Tu presión sistólica está por debajo de 90 milímetros de mercurio (mm Hg) o tu presión diastólica es de 60 mm Hg o menor
- Tu respiración es rápida (30 inhalaciones o más por minuto)
- Necesitas asistencia para respirar
- Tu temperatura es más baja de lo normal
- Tu frecuencia cardíaca está por debajo de 50 o por encima de 100
Quizás te internen en la unidad de cuidado intensivo si necesitas un respirador artificial o si tus síntomas son graves.
Tal vez se deba internar a los niños si:
- Son menores de 2 meses
- Están letárgicos o tienen mucho sueño
- Tienen problemas para respirar
- Tienen bajos niveles de oxígeno en la sangre
- Parecen estar deshidratados
Estilo de vida y remedios caseros
Estos consejos pueden ayudarte a recuperarte más rápido y disminuir el riesgo de presentar complicaciones:
- Descansa mucho. No vuelvas a la escuela ni el trabajo hasta que tu temperatura regrese a la normalidad, y dejes de tener tos con mucosidad. Aunque comiences a sentirte mejor, ten cuidado de no esforzarte demasiado. Debido a que la neumonía puede recurrir, es mejor que no regreses rápidamente a tu rutina hasta que te sientas completamente recuperado. Pregúntale al médico si no estás seguro.
- Mantente hidratado. Bebe mucho líquido, especialmente agua, para ayudar a aflojar la mucosidad de los pulmones.
- Toma los medicamentos según lo recetado. Toma los medicamentos que el médico te recetó en su totalidad. Si suspendes los medicamentos demasiado pronto, es posible que los pulmones sigan albergando bacterias que pueden multiplicarse y hacer que la neumonía recurra.
Preparación antes de la cita
Posiblemente comiences por visitar a tu médico de cabecera o un médico de atención de urgencia, o quizás te deriven a un médico que se especialice en enfermedades infecciosas o en enfermedades pulmonares (neumólogo).
A continuación te ofrecemos información para que te prepares para la consulta y sepas qué espera.
Qué puedes hacer
- Registra cualquier síntoma, incluso tu temperatura.
- Anota la información médica clave, incluso las hospitalizaciones recientes y cualquier afección médica que tengas.
- Anota tu información personal clave, lo que incluye la exposición a cualquier sustancia química o toxina, o cualquier viaje que hayas realizado recientemente.
- Haz una lista de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que tomes, sobre todo algún antibiótico que hayas tomado por una infección previa, ya que este puede producir una resistencia a los medicamentos para la neumonía.
- Si es posible, lleva a un familiar o amigo para que te ayude a recordar toda la información que te den y las preguntas que desees hacer.
- Anota las preguntas para hacerle al médico.
Algunas preguntas básicas para hacer al médico pueden ser las siguientes:
- ¿Qué puede estar causando mis síntomas?
- ¿Qué tipo de pruebas necesito hacerme?
- ¿Qué tratamiento me recomiendas?
- ¿Será necesario hospitalizarme?
- Tengo otras enfermedades. ¿Cómo las afectará mi neumonía?
- ¿Debo respetar alguna restricción?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué debes esperar del médico
Prepárate para responder las preguntas que puede hacerte el médico:
- ¿Cuándo comenzaste a tener síntomas?
- ¿Tuviste neumonía antes? Si es así, ¿en qué pulmón?
- ¿Los síntomas han sido continuos u ocasionales? ¿Qué tan graves son?
- ¿Qué cosas, si las hubiera, parecen mejorar o empeorar tus síntomas?
- ¿Viajaste o estuviste expuesto a sustancias químicas o tóxicas?
- ¿Estuviste expuesto a personas enfermas en la casa, la escuela o el trabajo?
- ¿Fumas? ¿Alguna vez fumaste?
- ¿Cuánto alcohol bebes en una semana?
- ¿Te vacunaste contra la gripe o la neumonía?
Qué puedes hacer mientras tanto
Para evitar que tu afección empeore, realiza lo siguiente:
- No fumes ni estés cerca del humo
- Bebe mucho líquido y descansa mucho