Foto: Raquel Reyes
Las fiebres hemorrágicas virales incluyen un espectro de enfermedades que van de relativamente leves a graves y que ponen en peligro la vida, y que se caracterizan por la aparición repentina de dolores musculares y articulares, fiebre, hemorragias y shock por pérdida de sangre. En los casos graves, uno de los síntomas más destacados es el sangrado, o hemorragia, por orificios y órganos internos.
En la región del Mediterráneo oriental, las principales fiebres hemorrágicas víricas son la fiebre amarilla, la fiebre del Valle del Rift, el dengue, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y la enfermedad por el virus del Ébola.
Hay múltiples modos de transmisión para la fiebre hemorrágica viral:
Persona a persona a través del contacto directo con pacientes sintomáticos, fluidos corporales o cadáveres
Control inadecuado de la infección en un entorno hospitalario (fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, Lassa, Ébola)
Prácticas de sacrificio
consumo de carne cruda de animales infectados o de leche no pasteurizada (fiebre hemorrágica de Crimea-Congo,
Contacto directo con roedores, o inhalación o contacto con materiales contaminados con excrementos de roedores (Lassa)
Picaduras de mosquitos (fiebre del Valle del Rift, Dengue) o garrapatas (fiebre hemorrágica de Crimea-Congo).
La aparición y reaparición de fiebres hemorrágicas virales es una preocupación creciente en todo el mundo. En las últimas dos décadas, la región del Mediterráneo oriental ha sido testigo de importantes brotes y de casos esporádicos de fiebre amarilla, fiebre del valle del Rift, dengue grave y fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en más de 12 países.
Las fiebres hemorrágicas virales se asocian a la aparición de grandes epidemias con altas tasas de mortalidad debido a que no existen contramedidas médicas específicas como vacunas o antivirales, a excepción de la fiebre amarilla. La falta de un diagnóstico de laboratorio a tiempo, la detección tardía, las prácticas inadecuadas de control de la infección en los centros sanitarios y los programas deficientes de control de vectores también podrían prolongar los brotes de fiebres hemorrágicas.