Cada abril, la Asociación Americana del Corazón celebra la actividad física y anima a todos los estadounidenses a comprometerse a ser más activos de forma regular. Una manera fácil de incorporar más actividad en su día? Caminar tiene innumerables beneficios para el bienestar físico y mental: mejora de la circulación, pérdida de peso, fortalecimiento de huesos y músculos, mejora del estado de ánimo, etc. Caminar es, por lo general, una forma segura y fácil de hacer ejercicio, pero también pueden producirse lesiones. Si tus caminatas se ven interrumpidas por dolores y molestias, lo mejor es abordar el problema desde el principio. A continuación se describen algunas de las lesiones más comunes al caminar y qué hacer con ellas
Fascitis plantar
La causa más común de dolor de pies, la fascitis plantar, se irradia desde la parte inferior del talón a todo el pie. La fascia plantar es una fuerte banda de tejido en el arco del pie, que va desde el talón hasta la punta del pie y absorbe las tensiones y el estrés que sufre el pie. Cuando este tejido de soporte se irrita o se inflama, el resultado es la fascitis plantar.
Los síntomas de la fascitis plantar incluyen dolor en el talón, dolor con los primeros pasos después del descanso y dolor con el ejercicio prolongado. La presión prolongada sobre el arco del pie, la tensión de los músculos de la pantorrilla, la obesidad y los movimientos repetitivos pueden ser factores de riesgo que contribuyen a la fascitis plantar. ¿La buena noticia? Una vez diagnosticada, esta dolorosa afección tiende a curarse rápidamente. El reposo, la aplicación frecuente de hielo, los antiinflamatorios y los estiramientos ligeros suelen resolver el problema.
Los juanetes
Un juanete es una protuberancia ósea dolorosa que se desarrolla en la parte interior del pie, en la articulación del dedo gordo. Los juanetes comienzan a formarse cuando la articulación del dedo gordo se ve forzada a desviarse. Los zapatos estrechos, la genética, las afecciones inflamatorias o las afecciones neuromusculares son los culpables más comunes. Además de la protuberancia visible que se ve en el pie, los síntomas incluyen dolor y sensibilidad en la zona de la articulación, enrojecimiento e inflamación, rigidez y restricción del movimiento del dedo gordo, y dificultad para caminar.
En la mayoría de los casos, los juanetes se tratan sin cirugía. Los tratamientos no quirúrgicos no eliminan la protuberancia, pero pueden reducir el dolor y evitar que los síntomas empeoren. Los cambios de calzado, el acolchado de los zapatos, el hielo y los antiinflamatorios pueden ayudar a aliviar los síntomas de los juanetes. Si el dolor continúa a pesar de estos esfuerzos, su cirujano ortopédico puede discutir la cirugía para realinear el hueso, los ligamentos, los tendones y los nervios, poniendo el dedo del pie de nuevo en la posición correcta.
Neuroma
El neuroma es un tumor benigno del nervio, que ocurre más comúnmente entre el tercer y cuarto dedo del pie. Los tejidos nerviosos se engrosan al pasar por debajo del ligamento que conecta los huesos del dedo con el pie. La irritación, los traumatismos y la presión excesiva en la zona son causas comunes del neuroma.
No suele haber síntomas visibles del neuroma. Sin embargo, una sensación de quemazón en el pulpejo del pie, la intensificación del dolor con la actividad y el uso de zapatos, y el entumecimiento de los dedos son síntomas físicos. En cuanto al tratamiento, la mayoría de los médicos se fijan en el calzado. Unos zapatos más anchos pueden reducir la presión sobre el nervio y darle tiempo para curarse. Las plantillas a medida pueden aliviar la irritación y reducir el dolor. Si los síntomas persisten, el cirujano ortopédico puede recomendar una inyección para reducir la hinchazón y la inflamación.
Tendinitis del tendón de Aquiles
El tendón de Aquiles es el más grande del cuerpo y conecta los dos músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. La tendinitis del tendón de Aquiles se produce cuando la vaina que rodea al tendón se hincha e inflama. La mayoría de las veces, la tendinitis es el resultado del uso excesivo durante el trabajo o las actividades deportivas. Las personas que han incorporado recientemente las caminatas a sus rutinas sin haberlas realizado pueden sufrir una tendinitis de Aquiles.
Los síntomas incluyen hinchazón, un dolor ardiente y sensibilidad durante o después del ejercicio. El reposo suele ser la mejor cura para la tendinitis de Aquiles, junto con el hielo, los antiinflamatorios, la fisioterapia y ejercicios como la elevación del talón para quitarle tensión al tendón de Aquiles.
Esguince de tobillo
Un esguince de tobillo se produce cuando los ligamentos que sostienen el tobillo se ven obligados a estirarse más allá de su límite. Se trata de una lesión bastante común que se produce entre personas de todas las edades. Los esguinces pueden ir de leves a graves, dependiendo de la magnitud del daño. Las causas más comunes de los esguinces de tobillo son caminar por un terreno irregular o caerse y torcerse el tobillo.
Los síntomas de un esguince de tobillo incluyen hinchazón del tobillo y del pie, hematomas, sensibilidad al tacto y debilidad e inestabilidad de la articulación del tobillo. Si tiene dolor inmediato y no puede soportar peso sobre el tobillo lesionado, puede haber sufrido una fractura de tobillo. Es importante ser evaluado por un cirujano ortopédico después de una lesión para que pueda determinar la gravedad.
La mayoría de los esguinces de tobillo se curan solos, junto con el reposo y la protección del tobillo. Una vez que se reduzca la hinchazón, se introducirán ejercicios de amplitud de movimiento, flexibilidad y fuerza para ayudar al proceso de curación.
Bursitis de cadera
La bursitis es una afección causada por la inflamación de uno o ambos sacos amortiguadores llenos de líquido del hueso de la cadera. El dolor de cadera suele ser inicialmente agudo e intenso, y más tarde se convierte en un dolor sordo y se extiende por una zona más amplia de la cadera. El dolor puede empeorar al caminar, subir escaleras o después de estar sentado durante un periodo prolongado.
La bursitis puede estar causada por una serie de afecciones preexistentes, o simplemente por un uso excesivo de la cadera u otra lesión en la misma. La bursitis de cadera suele tratarse sin cirugía. Muchas personas experimentan alivio con cambios en el estilo de vida, como la modificación de la actividad, los antiinflamatorios, las muletas/el bastón, la fisioterapia o la inyección de esteroides.