Pelléas et Mélisande, de Claude Debussy, es una obra única y atemporal. Es un poco como sus personajes, que evolucionan en otro mundo, perdidos en las brumas de un sueño interminable, ambientado con una música hipnótica que sirve de borrosa imagen especular del mismo. Cuando la escribió, Debussy afirmó que era «una ópera después de Wagner, no inspirada en Wagner». El compositor sigue fielmente el argumento de la obra simbolista escrita por Maurice Maeterlinck, que se desarrolla en una atmósfera sensual y onírica. El canto sigue los ritmos del habla natural y los interludios sinfónicos describen la belleza opaca del reino imaginario de Allemonde. Ofrece cinco actos de continuo misterio y pasión, impregnados de una música que no es mucho más que un velo resplandeciente.
Resumen
La historia se desarrolla en el reino imaginario de Allemonde, gobernado por el anciano rey Arkel. Tras conocer a Mélisande, una criatura frágil y misteriosa, mientras caza en el bosque, el príncipe Golaud se casa con ella sin saber nada de ella y luego presenta a Mélisande a su hermanastro Pelléas. Entre los dos se forma un vínculo secreto… ¿es amor? Golaud comienza a espiar a Pelléas y Mélisande. Primero le dice a su hermanastro que se aleje de su esposa, pero luego se vuelve más amenazante al ser devorado por el miedo y los celos. Pelléas y Mélisande acaban confesando su amor mutuo. Mientras se besan, Golaud les sorprende y mata a Pelléas con su espada mientras Mélisande escapa. En presencia de Arkel y Golaud, que está lleno de remordimientos, la misteriosa Mélisande muere poco a poco de una aflicción no identificada. Golaud nunca descubre la verdad sobre su relación con Pelléas.