Un defecto de furcación es la pérdida de hueso, que suele ser por enfermedad periodontal y afecta a la base del tronco radicular de un diente donde se unen dos o más raíces. La extensión específica y la configuración del defecto son factores que determinan tanto el diagnóstico como la planificación del tratamiento.
Un diente con un defecto de furcación poseerá típicamente un pronóstico más disminuido debido a la dificultad de dejar la zona de furcación libre de patógenos periodontales. Como resultado, se puede considerar el tratamiento periodontal quirúrgico con el fin de cerrar el defecto de furcación utilizando procedimientos de injerto o permitiendo un mejor acceso al defecto de furcación para mejorar la higiene oral.
Longitud del tronco radicular
La distancia total entre la unión cemento-esmalte (CEJ) y la entrada de la furcación se denomina longitud del tronco radicular. La longitud del tronco radicular juega un papel importante en los defectos de furcación porque una entrada de furcación más profunda dentro del hueso significa que hay más pérdida ósea necesaria antes de que la furcación quede expuesta.
La longitud media del tronco radicular es de 3 mm en la cara bucal y 4 mm en la cara lingual para los primeros molares mandibulares. La longitud del tronco radicular de los segundos y terceros molares mandibulares es igual o ligeramente superior a la de los primeros molares. Aunque las raíces pueden estar fusionadas.
Para los primeros molares maxilares, la longitud media del tronco radicular es de 3 a 4 mm en la cara bucal. Es de 4 a 5 mm en la cara mesial y de 5 a 6 mm en la cara distal. Al igual que en los molares mandibulares, la longitud del tronco radicular de los segundos y terceros molares maxilares es igual o ligeramente superior a la de los primeros molares.
En los primeros premolares maxilares, el 40% de las veces hay una bifurcación. La longitud media del tronco radicular es de 8 mm tanto desde mesial como desde distal.
Clasificación de los defectos de furcación
Debido a la importancia en la evaluación de la enfermedad periodontal, existen varios métodos de clasificación que se utilizan para medir y registrar la gravedad de la afectación de la furcación. La mayoría de los índices se basan en mediciones horizontales de la pérdida de inserción en la furcación.
Diagnóstico
Para comprobar la afectación de la furcación en un entorno clínico se suele utilizar una sonda Nabers. La tecnología computarizada de haz cónico (CBCT) se ha utilizado recientemente para detectar la furcación. Las radiografías intraorales periapicales e interproximales pueden ayudar a diagnosticar y localizar la furcación.
Sólo los dientes multirradiculares pueden tener furcación. Por ello, pueden estar implicados el primer premolar superior y los molares maxilares y mandibulares.
Los premolares superiores sólo tienen una raíz bucal y otra palatina. Es importante comprobar la afectación de la furcación desde los aspectos mesial y distal del diente.
Los molares maxilares tienen tres raíces diferentes que incluyen una raíz mesiobucal, una raíz distobucal y una raíz palatina. En consecuencia, el odontólogo comprobará la furcación desde los aspectos bucal, mesio-palatino y disto-palatino.
Los molares mandibulares tienen una única raíz mesial y distal. La afectación debe ser revisada desde los aspectos bucal y lingual.
Tratamiento
El tratamiento de la afección tiene como objetivo eliminar las bacterias de la superficie expuesta de la raíz. También se trabaja para establecer la anatomía del diente, con el fin de lograr un mejor control de la placa. Los planes de tratamiento para los pacientes pueden variar en función de los factores locales y anatómicos.
- Furcación de grado I: se puede realizar raspado y pulido, desbridamiento de la superficie radicular o furcaciónplastía
- Furcación de grado II: se puede considerar la furcaciónplastía, el desbridamiento abierto, la preparación del túnel, la resección radicular, la extracción, la regeneración tisular guiada (RTG) o el derivado de la matriz del esmalte
- Furcación de grado III: se puede realizar desbridamiento abierto, preparación de túnel, resección radicular, GTR o extracción del diente, según sea necesario
Se suele considerar la extracción del diente si hay una extensa pérdida de fijación o cuando los tratamientos alternativos no obtienen resultados deseables.