Presentación del caso
Una niña caucásica de 11 años con delirios agudos y comportamiento agresivo ingresó en nuestra Unidad de Psiquiatría Infantil de hospitalización aguda.
Esta paciente era la primera hija de padres no consanguíneos, nacida a término por cesárea con un peso al nacer de 3,450kg. El periodo neonatal fue regular, con lactancia materna. La marcha autónoma se produjo a los 14 meses y las primeras palabras se pronunciaron a los 12 meses, con un posterior desarrollo normal del lenguaje.
La paciente mostraba una capacidad de aprendizaje normal y buenas habilidades sociales antes de la aparición de los síntomas psiquiátricos, aunque sus padres la describieron como «tímida» y con escasa iniciativa social; además, informaron de modificaciones conductuales con reducción de intereses y retraimiento social unos meses antes del inicio de los síntomas delirantes. Su relación afectiva con sus padres era reservada e inestable.
Un mes antes del ingreso en la unidad de hospitalización la niña comenzó a desarrollar pensamientos sospechosos con rasgos obsesivos relativos a la posibilidad de ser perjudicada por sus padres, acompañados de un alto nivel de ansiedad. Estos síntomas pronto se agravaron y la paciente fue derivada al Servicio de Urgencias por un cuadro clínico caracterizado por alucinaciones auditivas y delirios persecutorios hacia sus padres. En concreto, creía que, tras un corto viaje, sus padres habían sido sustituidos por impostores y que las «nuevas» personas que los sustituían planeaban envenenarla y matarla. En este momento mostraba un estado de ánimo depresivo con tristeza y llanto frecuentes, pérdida de energía y dificultades para dormir y concentrarse. El delirio no se extendió a ninguna otra persona u objeto inanimado, y no se asoció con paramnesia reduplicativa. Sus padres mostraban en el momento del ingreso un sentimiento de culpa y un estado de ánimo depresivo con interacciones insolidarias con su hijo. En la siguiente visita revelaron un sentimiento emocional caracterizado por dificultades en el cuidado de su hijo, frustración y enfado hacia el propio niño. Sin embargo, sus habilidades sociales generales en la interacción y la comunicación estaban dentro del rango normal.
Se realizó un diagnóstico de «Episodio delirante» basado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (4ª edición) utilizando el Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia for School-Age Children. El patrón cualitativo del delirio, relativo a la identidad de sus padres a pesar de seguir reconociendo la apariencia de su cuerpo, es típico del síndrome de Capgras, que es el más conocido entre los síndromes delirantes de identificación errónea. La niña era normal tanto en la exploración física como en la neurológica. La electroencefalografía también fue normal, mientras que la resonancia magnética (RM) mostró un quiste aracnoideo cerebeloso de relevancia no patológica. Los resultados de otras pruebas diagnósticas, como el electrocardiograma, el análisis múltiple secuencial, el panel metabólico completo, el recuento sanguíneo completo, la electroforesis sérica y la función tiroidea, estaban dentro de los límites normales.
Se realizó una evaluación psicopatológica completa en el momento del ingreso (T0), y después de un mes (T1), tres meses (T2) y seis meses (T3). Entre T0 y T1 el paciente fue tratado con risperidona 3 mg al día, y entre T2 y T3 se añadieron 50 mg al día de sertralina a la risperidona.
En T0 (sin medicación) la niña mostraba un cociente de inteligencia a escala completa de 82 utilizando la Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños-III (puntuación en la Escala Verbal: 86; puntuación en la Escala de Rendimiento: 82), una puntuación en la Escala de Evaluación Global para Niños de 39, altos niveles de síntomas depresivos con una puntuación en el Inventario de Depresión para Niños de 27, y una puntuación de 71 en la Escala Multidimensional de Ansiedad para Niños para los síntomas de ansiedad. La Escala de Síntomas Positivos y Negativos (PANSS) para la esquizofrenia reveló una puntuación de la subescala positiva de 22, una puntuación de la subescala negativa de 20, una puntuación de la subescala de psicopatología general de 41 y una puntuación total de 83. Por último, la niña obtuvo una puntuación de 7 en la escala de Impresión Clínica Global-Severidad (CGI-S).
En T1 (después de un mes de tratamiento con risperidona, 3 mg al día), se observó una reducción de los síntomas positivos, incluidas las alucinaciones auditivas, aunque todavía relevantes. Por el contrario, la CGI-S sólo mostró una mejora mínima y no se detectó ninguna reducción de los síntomas depresivos (véase la Tabla1).1). Debido a la modesta mejoría del cuadro clínico y a los altos niveles estables de los síntomas depresivos y de los pensamientos obsesivos, los clínicos decidieron introducir un antidepresivo en asociación con la risperidona: la elección fue la sertralina (50 mg al día).
Tabla 1
Evaluación psicopatológica longitudinal
T0 | T1 | T2 | T3 | |
---|---|---|---|---|
Al ingreso | Después de un mes de tratamiento con 3 mg de risperidona | Dos meses después de añadir sertralina | Después de seis meses de tratamiento | |
CGAS | 39 | 40 | 50 | 58 |
CGI-Gravedad | 7 | 6 | 3 | 2 |
CGI-Mejora | N/A | 3 | 1 | 1 |
PANSS Positivo | 22 | 19 | 12 | 9 |
CDI | 27 | 27 | 17 | 15 |
Puntuación total del MASC | 71 | 70 | 65 | 52 |
CDI, Inventario de Depresión Infantil; CGAS, Children’s Global Assessment Scale; CGI, Clinical Global Impression; MASC, Multidimensional Anxiety Scale for Children; PANSS, Positive and Negative Syndrome Scale.
En T2, tras dos meses de tratamiento combinado, se observó una mejora significativa en todos los dominios analizados, con una remisión completa de los síntomas psicóticos clínicamente relevantes, evaluados en el ámbito clínico y mediante entrevistas directas. Finalmente, también se detectó una reducción significativa de la gravedad de los síntomas tras seis meses (T3) de tratamiento con risperidona y sertralina: la paciente empezó a reconocer a sus padres y desapareció el delirio monotemático caracterizado por su creencia de que los padres eran sustituidos por impostores. Además, las puntuaciones de la PANSS para la esquizofrenia también mostraron una reducción progresiva a lo largo del tiempo: de 22 al ingreso a 19, 12 y 9 en T1, T2 y T3, respectivamente (véase la TablaTabla11).