Discusión
El nervio supraescapular puede lesionarse como resultado de un traumatismo, un uso excesivo repetitivo, una lesión que ocupe espacio o causas iatrogénicas. Las lesiones ocupantes de espacio más comunes son los quistes ganglionares que surgen de la articulación glenohumeral. Otros tipos descritos son los sarcomas sinoviales, el sarcoma de Ewing, el condrosarcoma, el carcinoma de células renales metastásico y los hematomas asociados a una fractura subyacente 1.
El síntoma de presentación más común es el dolor, normalmente localizado en la cara posterior del hombro, caracterizado como un dolor sordo y exacerbado por las actividades por encima de la cabeza. Un número importante de pacientes puede presentar debilidad como síntoma principal, con poco o ningún dolor. Algunos pacientes son completamente asintomáticos; en estos casos, la atrofia puede detectarse como un hallazgo incidental 2.
Existe una asociación muy fuerte entre los quistes ganglionares y los desgarros labrales. En 1994, Tirman et al. 3 informaron de un estudio en el que todos los pacientes con quistes labrales glenoideos tenían desgarros labrales asociados. Esto es similar a un estudio de 2002 4, que informó de que el 89% de los quistes ganglionares documentados por resonancia magnética estaban asociados a un desgarro labral.
Lo interesante en nuestro caso fue el denso contenido hemorrágico del quiste, en contraste con el habitual líquido sinovial claro. Durante la operación, el cirujano pensó que podría tratarse de una malformación vascular inesperada e introdujo una aguja espinal para aspirar parcialmente el quiste y asegurarse de que no se rellenaba. Lo más probable es que la hemorragia se debiera a la rotura de un vaso en el quiste, lo que provocó una rápida expansión de su tamaño y explica el enorme quiste observado en la resonancia magnética, a pesar de que la paciente sólo tenía una breve historia de dos meses de dolor en el hombro. La presencia de múltiples vasos sanguíneos pequeños en el borde posterior del quiste (Figura 2) apoya firmemente esta teoría.
El tratamiento del atrapamiento del nervio supraescapular del hombro consiste en opciones conservadoras o quirúrgicas. El tratamiento conservador suele incluir fisioterapia centrada en la amplitud de movimiento y ejercicios de fortalecimiento muscular.
Los pacientes tratados mediante aspiración con aguja de estos quistes tienen una tasa de recurrencia de hasta el 48% en 2 años 4. Por el contrario, los pacientes tratados con fijación del defecto labral con o sin extirpación del quiste presentan mayores tasas de satisfacción en comparación con el grupo de tratamiento no quirúrgico 4,5. Los pacientes que se sometieron a la extirpación quirúrgica del quiste con fijación del defecto del labrum presentan el mayor grado de satisfacción de todos los grupos 4.
En resumen, la compresión del nervio supraescapular secundaria a un quiste ganglionar paralabral, aunque es poco frecuente, debe formar parte del diagnóstico diferencial en un paciente que se queje de dolor en la parte posterior del hombro, incluso en ausencia de un traumatismo importante. Debido a su frecuente asociación con los desgarros del labrum, la evaluación artroscópica del hombro es importante durante el tratamiento quirúrgico, y la reparación del desgarro del labrum es crucial para prevenir la reaparición del quiste y lograr buenos resultados a largo plazo.