Colegas,
Todos recordamos dónde estábamos el 11 de septiembre de 2001-uno de los pocos días de la historia de Estados Unidos en que el mundo pareció detenerse. Nunca olvidaremos cómo ese trágico día nos transformó como pueblo y como nación.
Para mí, poco después de que las Torres Gemelas fueran atacadas, recuerdo que estaba en la oficina del Secretario del Interior viendo las noticias, cuando vimos que salía humo del Pentágono. El equipo de seguridad empezó a evacuar al Secretario y yo me di cuenta de que Estados Unidos estaba siendo atacado.
Dieciocho años después, ese recuerdo es tan claro como nuestro sentimiento colectivo de pérdida. Como estadounidenses, nos tomamos el tiempo para reconocer y recordar a las víctimas de los ataques del 11-S. Cada año, honramos las casi 3.000 vidas inocentes que se perdieron en las Torres Gemelas, en el Pentágono y en Shanksville, Pensilvania. El Monumento Nacional al Vuelo 93, administrado por nuestro Servicio de Parques Nacionales, desempeña un papel fundamental en nuestro recuerdo de las personas perdidas en los atentados del 11-S.
Este año, los estadounidenses nacidos después de los atentados se han matriculado en la universidad, donde se unen a sus compañeros que no recuerdan directamente lo que ocurrió en 2001. Para ellos, el 11-S es un acontecimiento histórico, una fecha como pocas, grabada permanentemente en nuestra memoria. El Monumento Nacional al Vuelo 93 es vital para compartir esa historia con el mundo, y el Departamento del Interior está orgulloso de nuestro papel en el reconocimiento y el recuerdo de las víctimas de los atentados.
Entre esos valientes héroes del Vuelo 93 estaba Richard Guadagno, un empleado del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. Los esfuerzos de recuperación en el lugar de los restos fueron difíciles y devastadores, pero un mes después del accidente, los investigadores encontraron la insignia del FWS del Sr. Guadagno, completamente intacta y descansando en un árbol cercano.
Esa insignia, expuesta en el Centro de Visitantes del Memorial, sirve de emotivo recordatorio de todos nuestros colegas caídos en el Departamento que han ido más allá del deber para mantener a nuestros conciudadanos, nuestras comunidades y nuestras tierras a salvo. Para todos los estadounidenses, esa insignia es un símbolo tangible de las pérdidas que sufrió nuestra nación.
Que Dios bendiga a las víctimas del 11-S y a sus seres queridos, y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.
Respetuosamente,
Secretario David L. Bernhardt