Estos estudios son de unos tipos llamados científicos cognitivos y no se parecen en nada a lo que dices. Por ejemplo se ha comparado la memoria de los campeones del mundo y de los GMs con la memoria de los no ajedrecistas promedio y se encontró que no tenía ninguna diferencia en asuntos que no estaban relacionados con el ajedrez. Así que la memoria no es una habilidad transferible. También otros estudios no pudieron demostrar que hubiera otras habilidades transferibles:
«Asumir que las habilidades adquiridas en el ajedrez conducirán a beneficios en dominios como las matemáticas y la lectura implica claramente la presencia de una transferencia lejana. En consonancia con la hipótesis de Thorndike y Woodworth (1901), varios estudios han demostrado que la habilidad de los ajedrecistas tiende a estar ligada al contexto, lo que sugiere que es difícil lograr una transferencia lejana del ajedrez a otros dominios. Por ejemplo, la memoria para las posiciones de ajedrez no se transfiere del ajedrez a los dígitos tanto en adultos como en niños (Chi, 1978; Schneider,Gruber, Gold, & Opwis, 1993); las habilidades perceptivas de los ajedrecistas no se transfieren a la memoria visual de las formas (Waters, Gobet, &Leyden, 2002); la habilidad ajedrecística no predice el rendimiento en el juego económico conocido como concurso de belleza (Bühren &Frank,2010); y finalmente, las habilidades de planificación ajedrecística no ayudan a los ajedrecistas a resolver la tarea de la Torre de Londres (Unterrainer, Kaller,Leonhart, &Rahm, 2011).
Esta fue la conclusión del último estudio muy detallado de Gobet sobre las habilidades transferibles:
«Aunque el ajedrez, en circunstancias específicas, parece afectar positivamente a las habilidades de los niños, sigue habiendo serias dudas sobre la eficacia real de su práctica. Es necesario aclarar si esta influencia positiva se debe a efectos placebo o a la propia enseñanza del ajedrez. En este último caso, la investigación debería identificar los mecanismos que sustentan el vínculo entre el ajedrez, las capacidades cognitivas específicas implicadas y potenciadas por la práctica del juego, y su posible influencia en las habilidades matemáticas y de lectura. Además, el campo debe desarrollar un modelo causal detallado que explique los procesos cognitivos que intermedian el aprendizaje y la transferencia. Por último, los datos sugieren que el ajedrez mejora las habilidades matemáticas y las capacidades cognitivas de los niños más que las habilidades de lectura, aunque el análisis del moderador no fue estadísticamente significativo. En cuanto a las habilidades de lectura, tanto los datos como las explicaciones proporcionadas por los investigadores sugieren que los efectos positivos del ajedrez en las habilidades de lectura de los niños se deben a efectos placebo. Investigaciones posteriores deberían establecer la fiabilidad de estos resultados»
Estudios recientes intentan crear vínculos entre las matemáticas y el ajedrez para que las habilidades sean transferibles.
» Algunos ejemplos posibles son la vinculación del tablero de ajedrez con el gráfico cartesiano y la vinculación de la forma en que se mueve el rey en el ajedrez con la distancia de bloques (en contraposición a la distancia euclidiana). Como se sabe que la conciencia hace más probable la transferencia (Gick & Holyoak, 1980; Salomon & Perkins, 1989), es plausible que la explicitación de los vínculos entre el ajedrez y las matemáticas pueda facilitar la transferencia»
Como es obvio los científicos cognitivos siguen sin poder demostrar que las habilidades del ajedrez (o cualquier otra habilidad) son transferibles. Los únicos que tienen respuestas fáciles son los que en realidad no tienen ni idea de cómo funciona la cognición.