Experto en voz aquí. Soy vocalista clásico desde hace una década, así que vamos a ver si podemos ayudarte a hablar mejor 🙂
El primer paso (si se aplica a ti) es dejar de fumar o beber alcohol. Te preguntarás: fumar es una obviedad, pero ¿por qué el alcohol? ¿Está usted en contra de beber? Pues no, buen señor. Disfruto de una bebida sabrosa tanto como el siguiente tipo, pero la cosa es que gran parte de ese alcohol se evapora de nuevo y sale por la boca – de ahí que los alcoholímetros existan y funcionen con tanta precisión.
Segundo paso: beber algo de zumo. Sugiero el de manzana, ya que crea una flema (algo) útil, que recubrirá tu garganta y reducirá la irritación mientras hablas. El té caliente puede relajar la garganta, pero los taninos que se encuentran en las variedades negras pueden realmente irritarte más que ayudarte. Así que ten cuidado. Mejor aún es comer una cucharada de miel.
Tercer paso: descansar un poco y no hablar durante el resto de la noche. Nada como un buen descanso nocturno para sanar el cuerpo, incluidas esas pequeñas cuerdas vocales.
Cuarto: asegúrate de que mañana, cuando te despiertes, hagas algunos zumbidos ligeros, que faciliten a las cuerdas vocales la fonación que harán durante tu presentación. Simplemente haz «hmmmm…hmmmmm» en un rango cómodo para ti. Arriba, abajo, arriba y abajo.
Quinto (y último): Cuando hable, respire bien antes de cada frase. Al principio le parecerá trabajoso, pero se convierte en un hábito. Mucho aire y un poco menos de tensión mioelástica (muscular) pueden aclarar tu voz.
Es difícil decir si esto es una solución perfecta para ti, ya que no puedo escuchar tu voz y si tienes algún problema vocal serio, pero son buenos pasos a seguir.
¡Felizmente hablando!