(1567-1648)
La lucha de los Países Bajos por independizarse de España. Los Países Bajos formaban parte del imperio español, pero la falta de tacto del Consejo de Regencia de Felipe II alienó a los nobles locales, que fueron excluidos del gobierno. Los elevados impuestos, el desempleo y el temor de los calvinistas a la persecución católica despertaron una peligrosa oposición que el duque de Alba llegó a aplastar (1567) con un régimen de terror y de impuestos punitivos. Le siguió una revuelta abierta liderada por Guillermo I (el Silencioso). Evitó las batallas campales con las superiores fuerzas españolas y explotó sus conocimientos locales, salvando ciudades asediadas como Leiden (1573-74) abriendo los diques e inundando el campo. El saqueo de Amberes (1576) condujo a la unión temporal de todos los Países Bajos en la Pacificación de Gante. Los excesos calvinistas pronto hicieron que las provincias del sur formaran la Unión de Arras (1579) y firmaran la paz con España. Las provincias del norte formaron la Unión de Utrecht y la guerra se convirtió en una lucha religiosa por la independencia. Guillermo resistió con ayuda extranjera hasta su asesinato (1584), cuando el liderazgo pasó a Mauricio de Nassau y al político Oldenbarneveldt. Las Provincias Unidas se salvaron gracias al compromiso de España en las guerras contra Francia, Inglaterra y Turquía. A una tregua (1609) siguió el reconocimiento de la plena independencia en la Paz de Westfalia (1648).