Hasta el 90% de las cojeras que afectan a las patas delanteras de los caballos tienen su origen en los huesos y tejidos blandos que se encuentran desde la articulación del menudillo hacia abajo. Esto no significa, sin embargo, que el otro 10% de las lesiones que se producen más arriba no sean graves. De hecho, cuando afectan a las complejas articulaciones de la rodilla (carpo) y a los tejidos blandos circundantes, pueden comprometer la comodidad y el rendimiento deportivo del caballo a largo plazo.
¿Por qué complejas? Las rodillas de los caballos, que son el equivalente a nuestras muñecas, están formadas por dos hileras de huesos que se flexionan en tres lugares diferentes, aunque mucho menos en la articulación inferior. Si añadimos a esa pila de huesos una extensa red de tendones y ligamentos, tenemos una estructura sofisticada que es crucial para el atletismo del caballo… y también una que es susceptible de sufrir lesiones.
En este artículo repasaremos algunos problemas de rodilla equina con los que se encuentran los propietarios y los veterinarios y cómo manejarlos. Empezaremos por aquellos con los que los caballos nacen y pasaremos a los que pueden adquirir.
Deformidades de las extremidades angulares
Raramente las extremidades de un potro recién nacido son perfectas y rectas; de hecho, en un estudio los investigadores observaron que sólo el 13% de los potros tienen las extremidades rectas en los primeros 10 días de vida. A medida que el potro crece, la mayor parte de esa torcedura se corrige espontáneamente, pero en ocasiones una o más extremidades no se alinean, lo que se conoce como deformidad angular de las extremidades (ALD).
Los potros con el pecho estrecho son los más propensos a tener una ALD. Las deformidades también pueden ser el resultado de desequilibrios nutricionales, crecimiento rápido o exceso de ejercicio o traumatismos. Hay dos