La ilustradora Tammy Yee sugiere que «…se asegure de familiarizarse con el portafolio y el currículum del artista. ¿Puede el artista terminar y entregar un producto para cumplir con su plazo? ¿Es el estilo artístico adecuado para un libro infantil? No le dictes a un artista que quieres tal o cual estilo si claramente no está en su portafolio. Es mejor que busques otro ilustrador»
Si buscas un ilustrador de menor coste, hay otras opciones que debes tener en cuenta.
- El autor Carl Hose aconseja: «Consulta primero con amigos y familiares. Si conoces a alguien que sabe ilustrar, habla con él o ella para que trabaje contigo en tu libro. En muchos casos se puede llegar a un acuerdo de colaboración que incluya un porcentaje compartido de los derechos de autor del libro en lugar de un pago por adelantado. Si conoces a alguien con quien puedes trabajar profesionalmente, esta puede ser una situación ideal».
- Poner tu proyecto en un colegio o escuela de arte local puede ayudarte a encontrar a alguien que esté intentando introducirse en el negocio y que pueda estar dispuesto a trabajar contigo por un coste relativamente bajo para hacerlo.
- Poner un anuncio en Craigslist puede hacer que se presenten varios ilustradores potenciales.
Una vez que haya encontrado un ilustrador que considere adecuado para su proyecto, Yee aconseja: «…protéjase a sí mismo y al artista redactando un contrato claro y razonable que detalle los plazos, la propiedad de las ilustraciones, los derechos de publicación y las condiciones de pago». Rose explica: «Negocie con el ilustrador las condiciones que desea. Tienes la opción de comprar directamente los derechos de autor de la obra del ilustrador, si éste está de acuerdo con las condiciones. Esto significa que pagarás una cantidad fija y tendrás todos los derechos de las ilustraciones. Si lo prefieres, puedes ofrecer una colaboración en el libro, con un reparto al 50% de los derechos entre el ilustrador y tú. Si no puedes llegar a un acuerdo, puedes buscar otro ilustrador».
Aunque debo añadir que los ilustradores pueden estar menos entusiasmados con el reparto de los derechos de autor porque el pago puede parecer más especulativo y lejano.