Travis | 10 canciones | (BMG)
3 de 5 estrellas
A menos que vivas en el Reino Unido o seas un fanático rabioso del cuarteto escocés, es probable que hayas pensado que Travis se separó en algún momento alrededor de la compilación Singles de 2004. Alerta de spoiler: eso no sucedió.
Travis no solo publicaron cuatro álbumes entre 2003 y 2016, sino que también colaron uno en directo en 2019, aunque de un set de Glastonbury de 1999 dos décadas antes. Eso nos lleva al lanzamiento número nueve, cuatro años después de la anterior colección de estudio. Para bien o para mal, poco ha cambiado en el sonido de Travis. Con melodías arrolladoras y orquestación ocasional, la voz frágil pero atrevida del líder y compositor Fran Healy y su sentido natural para los ganchos están en su sitio.
Al igual que Coldplay y U2, la formación del grupo se ha mantenido constante desde su debut en 1997. Eso es cerca de un cuarto de siglo con los mismos cuatro tipos, una rareza en el negocio de la música especialmente cuando no han marcado realmente en América.
Si bien esa consistencia puede resultar cómoda, también puede hacer que la interpretación y el sonido en general resulten demasiado familiares, demasiado similares a sus trabajos anteriores, algo que había plagado algunos de los primeros álbumes de Travis.
La canción que abre el disco, «Waving at the Window», es una historia melancólica sobre un hombre que no quiere romper con su novia. «But gimme another chance/Give it another go», grita el protagonista. El falsete de Healy aparece con una melodía a medio tempo, basada en el piano, que podría confundirse fácilmente con una toma de un álbum anterior. Afortunadamente, invitados como Jason Lytle de Grandaddy y el maestro del lap steel Greg Leisz ayudan a diversificar el ambiente. Susanna Hoffs, de The Bangles, es la que más ayuda aporta, haciendo un dúo con Healy en la que quizá sea la mejor canción del disco: la encantadora «The Only Thing», realzada con cuerdas.
El enfoque suena aún más crudo en «Valentine», que comienza con una guitarra acústica antes de que una infusión de Oasis y de los últimos Beatles en torno a «I Want You (She’s So Heavy)» endurezca las cosas. Pero, como indican títulos como «A Million Hearts», «Kissing in the Wind» y «Nina’s Song», a Travis le gustan sus baladas románticas, de pantalla ancha y para cantar, y se puede contar con ellos para entregar los productos. La última canción de piano y voz, «No Love Lost», se acerca demasiado al aburrimiento. Pero en general, canciones como la alegre «A Ghost», en la que la moraleja la resume el personaje titular, que dice: «‘It’s easier to be alive/Than hide under your pillow/While your life is passing you by/Oh live your life/Don’t waste your time'» (Es más fácil estar vivo que esconderse bajo la almohada mientras tu vida pasa) sobre una guitarra rasgada y una melodía cercana a «I’m Looking Through You» de Rubber Soul.
Hay que elogiar a Travis por mantener la fe y presentar otra tanda de canciones de calidad que, si no es su mejor material, no está lejos de él. Pero, al igual que el poco imaginativo título del álbum, hay poco que empuje los límites establecidos por la banda hacia áreas sonoras nuevas y frescas.