Al editor: Aunque me doy cuenta de que hay cuestiones más urgentes en la medicina que la que estoy planteando, me gustaría que los médicos se resolvieran a corregir la terminología anómala que utilizamos cuando hablamos de «una infección vaginal superficial polimicrobiana que implica una pérdida de los lactobacilos normales y un crecimiento excesivo de anaerobios».1
El sufijo -osis, que se aplica de forma más adecuada sólo a las raíces griegas, no debería utilizarse con la raíz latina vagin- para empezar. Si ese fuera el único problema, probablemente no perdería el sueño por ello. El problema más profundo radica en el significado del sufijo -osis, que es una «producción o aumento (del tallo)… una invasión y aumento dentro del organismo (del tallo)». Así, diverticulosis es la generación excesiva de divertículos, y listeriosis es la invasión y multiplicación de Listeria. Sin embargo, casi no soporto la idea de que las bacterias se diviertan en un número excesivo de vaginas, o peor aún, que las bacterias sean invadidas por las vaginas que proliferan, cualquiera de las cuales podría ser sugerida por el término, «vaginosis bacteriana», y ninguna de las cuales caracteriza a la entidad en sí.
Ahora algunos protestarán que esta pobre entidad clínica ya ha sufrido demasiados cambios de nombre, desde «vaginitis inespecífica» hasta «vaginitis por Gardnerella» y «vaginosis bacteriana», y que debería dejarse descansar en paz. Pero sugiero que la entidad podría, en aras de la coherencia de la nomenclatura, y en aras de acabar con las imágenes fantásticas conjuradas por la terminología actual, tolerar un cambio más, a «bacteriosis vaginal», que significa «sobrecrecimiento de bacterias en la vagina», y describe con precisión la entidad. O, si debemos mantener la abreviatura «BV», entonces podríamos cambiar el término a «vaginopatía bacteriana».